93 lecturas
Por Ricardo Sevilla / @sevillacritico
La secretaria de Gobernación afirmó ayer que los líderes que promueven los bloqueos de supuestos transportistas tienen motivaciones políticas.
De hecho, las palabras exactas de Rosa Icela Rodríguez fueron: tienen una “historia política”. También aseguró que pertenecen explícitamente a los partidos de oposición: al PRI y al PAN.
Y tiene razón. No seamos ingenuos: el motivo principal del bloqueo no son las demandas sectoriales (tarifas, seguridad, permisos), como alegan los indignados “transportistas”, que vemos dando entrevistas en todos los foros donde se los permiten, sino la motivación política de golpear a un gobierno popular.
Para nadie es un secreto que hay organizaciones, como Antorcha Campesina, por ejemplo, que históricamente están ligadas al PRI. Los líderes son, en efecto, terratenientes falsos campesinos como participantes en la organización.
Dejémonos de tonterías: este bloqueo, tan apoyado por la derecha en sus espacios mediáticos, es parte de una estrategia (desesperada y recurrente) de la oposición, donde los proanistas se han disfrazado para generar desestabilización social.
¡Por favor! La oposición no está interesada en resolver los problemas de los transportistas, sino en usar su malestar para ganar capital político y enlodar la imagen del gobierno.
Lo vienen haciendo, una y otra vez, desde el sexenio pasado. ¡Y ya chole!
Ahora bien, aquí surgen varias preguntas, que es necesario responder
¿Quiénes son específicamente los líderes a los que se refiere la secretaria y cuáles son sus cargos, militancias o candidaturas previas en el PRI, PAN o PRD? La identificación nominal y la documentación de sus nexos son esenciales.
La estrategia comunicacional del gobierno no debe señalar únicamente, sino enunciar con todas sus letras.
Que hay opositores, falsos líderes y políticos de derecha que están moviendo los hilos de estos bloqueos es una obviedad. Y justo por eso es necesario identificarlos.
Una cosa es cierta: cuando las protestas son percibidas como meros teatros partidistas, la participación cívica libre y autónoma se desalienta. Pero eso, desde luego, le importa un comino a los conservadores, que cada vez son más ramplones es sus estratagemas.
