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Violencia sin freno con Xóchitl Flores: Las extorsiones se multiplican sin respuesta efectiva del gobierno local

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Chimalhuacán atraviesa uno de los momentos más críticos de inseguridad de los últimos años, dos asesinatos muestran cómo la violencia se ha normalizado

REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN

El clima de inseguridad que domina Chimalhuacán ha dejado de ser una percepción y se ha convertido en una realidad cotidiana. Las calles del municipio parecen transitar por un espiral donde el crimen impone sus reglas, al tiempo que la autoridad municipal encabezada por Xóchitl Flores Jiménez enfrenta una ola delictiva que la supera por completo.

La noche reciente volvió a exhibir esta crisis con dos episodios que sacudieron a la población.

El primero ocurrió cuando un joven que viajaba en un mototaxi quedó malherido tras recibir impactos de arma de fuego. Su intento por llegar con vida al Hospital 90 Camas fue inútil: los dos disparos que lo alcanzaron terminaron por arrebatarle la vida dentro de la unidad. En el sitio, los peritos localizaron cuatro casquillos calibre 9 milímetros, evidencia que confirma el uso constante de armas de alto poder en la zona.

El segundo hecho se registró al interior del mercado San Isidro, donde “Óscar”, comerciante conocido por su puesto de caldos de gallina, fue asesinado mientras trabajaba. Testimonios de locatarios sugieren que el joven ya había sido víctima de amenazas por presuntas extorsiones, una práctica que se expande sin freno. Tras el crimen, varios puestos bajaron sus cortinas en señal de temor, pero también como un reclamo silencioso ante la incapacidad institucional.

Las cifras oficiales refuerzan la alarma. Reportes del Secretariado Ejecutivo indican que Chimalhuacán mantiene desde hace años una tendencia de homicidios elevada: más de un centenar de casos al año y un uso recurrente de armas de fuego en la mayoría de los ataques. Barrios como Acuitlapilco, Santa María Nativitas y Fundidores encabezan la lista de zonas con mayor riesgo.

Los habitantes, cansados y temerosos, describen un municipio desbordado. “Aquí ya nadie está seguro, ni los que solo quieren trabajar. Lo de Óscar nos dolió a todos”, lamenta Rosa Martínez, residente cercana al mercado.

Mientras la Fiscalía realiza las investigaciones correspondientes y las familias exigen justicia, Chimalhuacán se hunde en un ambiente de tensión constante. La pregunta que flota en cada calle es la misma: ¿quién detendrá una violencia que no deja de crecer?

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