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33 de los 52 bachilleratos de media superior albergan células violentas
Fernando Ortiz
Ciudad de México,- En las últimas décadas, las universidades públicas mexicanas, especialmente la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN), se han convertido en un “nido de porros”.
Estos grupos son definidos como colectivos estudiantiles violentos que se organizan para imponer su poder en los planteles mismos que han evolucionado hacia corrientes más radicales dentro de Bloques Negro, encargados de realizar acciones como pintar paredes, romper vidrios y en algunas protestas han usado artefactos explosivos como bombas molotov.
En ese contexto, la UNAM, IPN y el Colegio de Bachilleres ha detectado la presencia de grupos porriles 33 de los 52 bachilleratos manejados por estas instituciones, ubicados en la Ciudad de México y cinco municipios del Estado de México, Ecatepec, Naucalpan, Nezahualcóyotl, Tecámac y Tlalnepantla.
La UNAM es uno de los focos rojos, debido a que en sus Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH) y preparatorias operan, al menos, 40 grupos porriles distintos, muchos con antecedentes de agresiones, robos y violencia física. Entre los planteles más afectados están CCH Azcapotzalco con 11 agrupaciones, CCH Naucalpan y la Preparatoria 2.
La UNAM ha identificado al menos a cuatro grupos porriles peligrosos y, en coordinación con la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la CDMX y otras instituciones educativas, ha iniciado un plan de mapeo de riesgos para prevenir futuros incidentes.
Según denuncias de alumnos entre los grupos más mencionados se encuentran la Federación Estudiantil de Universitarios , Porra Estudiantil Universitaria, La Onda, Arremangados y lagartos, grupos distribuidos entre el CCH Azcapotzalco, CCH Oriente y Prepas. Estos grupos han sido señalados por actos de intimidación, agresiones físicas y el uso de artefactos caseros para sembrar miedo entre la comunidad estudiantil.
En mayo de 2024, un enfrentamiento en el CCH Naucalpan involucró a porros armados con palos, piedras e instrumentos explosivos, un episodio que la universidad calificó de “práctica recurrente para intimidar y desestabilizar” a los estudiantes.
Históricamente, se sabe que desde al menos 2018 algunos porros han utilizado petardos y bombas molotov en enfrentamientos, lo que evidencia la persistencia de prácticas peligrosas y la necesidad de estrategias más efectivas de control y prevención.
Históricamente, se sabe que desde al menos 2018 algunos porros han utilizado petardos y bombas molotov en enfrentamientos, lo que evidencia la persistencia de prácticas peligrosas y la necesidad de estrategias más efectivas de control y prevención.
