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El municipio vive un repunte alarmante de violencia y extorsiones que ha rebasado por completo la capacidad de respuesta del gobierno de Ricardo Valencia Valencia
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
Ozumba atraviesa uno de los momentos más oscuros de su historia reciente. Las señales de colapso institucional están por todas partes, pero ninguna ha sido tan contundente como la decisión tomada por los choferes de la Ruta 41: convertir sus camiones en lienzos de advertencia directa contra los extorsionadores.
El mensaje, escrito con pintura negra en los costados, es tan crudo como revelador: “Extorsionadores, si te agarramos te linchamos (R-41 Unidos)”. No se trata de un gesto simbólico, sino de la evidencia de un municipio donde los ciudadanos sienten que deben protegerse solos.
Los operadores del transporte aseguran que la violencia ha escalado durante la administración de Ricardo Valencia Valencia, quien asumió el cargo con promesas de recuperar la tranquilidad; sin embargo, la percepción general es diametralmente opuesta.

“Aquí no hay autoridad que meta las manos. Nos dejaron a la buena de Dios”, lamenta un chofer con más de veinte años de servicio, temeroso de revelar su nombre ante la posibilidad de convertirse en el siguiente objetivo de los criminales.
El aumento de la extorsión es tan marcado que las cifras estatales lo colocan como uno de los delitos con mayor crecimiento en la región.
Tan solo en los últimos tres años, los reportes oficiales señalan un incremento superior al 30% en municipios cercanos al Iztaccíhuatl y al Popocatépetl. En Ozumba, esta realidad se traduce en choferes baleados por resistirse a pagar cuotas ilegales, unidades incendiadas y rutas suspendidas por miedo a nuevos ataques. Lo que antes parecía ser un problema focalizado se ha convertido en una cadena de agresiones que afecta a miles de habitantes.

La inseguridad también ha reconfigurado la movilidad de la zona. Las corridas nocturnas prácticamente desaparecieron, los horarios se acortaron y algunas comunidades quedaron aisladas al caer la noche.
