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Por Lengua larga
En Coyoacán ya empezó la temporada de espectáculos y, como siempre, la primera en lanzarse al escenario sin que nadie la llamara fue Esther Rodríguez, la concejal del PT que ahora anda gritando “¡violencia política de género!” como si estuviera audicionando para la Rosa de Guadalupe.
Todo porque —agárrese— no le dieron el dinerito que quería del gobierno de la alcaldía. Sí, así como lo oye: cuando la chequera no se abrió, Esther descubrió que era mujer, vulne-rable y oprimida. Qué casualidad tan conveniente, ¿no?
Antes de eso, la señora ni una palabra. Ni un susurro. Ni un “buenos días”. Pero basta que la Secretaría de Finanzas no le cumpla su capricho para que la concejal se convierta en heroína de su propia telenovela barata.
Las malas lenguas, que en esta alcaldía ya son patrimonio cultural, cuentan que la verda-dera tragedia de Esther no es la violencia política… es que la mujer es tan gris que ni en foto de grupo se distingue. Y claro, cuando eres tan irrelevante, pues algo tienes que in-ventar para que mínimo sepan que sigues en nómina.
Porque, seamos honestos, si Esther no arma escándalos, nadie recuerda su nombre. Es más, dicen que cuando ella habla en Cabildo, el micrófono se duerme. Y si retuitea algo, hasta Twitter bosteza.
Así de potente su presencia.
Mientras tanto, del otro lado del escenario, Giovanni Gutiérrez sigue en lo suyo: gober-nando y manteniéndose como uno de los alcaldes mejor evaluados de la CDMX. Y eso, querida audiencia, es algo que a más de uno le provoca una comezón insoportable… sobre todo a quienes quisieran que la atención pública estuviera en su “lucha”, y no en el trabajo bien hecho del otro.
Y ahí está el detalle: el brillo ajeno siempre molesta a quienes no brillan ni con foco direc-to. Por eso Esther anda desesperada por inventarse enemigos, conspiraciones y persecu-ciones… cualquier cosa que le dé cinco minutos de atención.
Porque en su caso, ya ni cinco: con treinta segundos estaría feliz.
Total, que la concejal del PT sigue queriendo protagonizar una tragedia griega… pero le sale una comedia involuntaria. Y no lo dice esta chismosa: lo dice la gente que, cuando escucha su nombre, pregunta lo mismo de siempre:
“¿Y esa quién es?”