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Por Juan R. Hernández
Hace algunos años, en plena pandemia, pregunté al subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell si la infodemia mata. Su respuesta fue un rotundo sí. Bastaba recordar a ciertos comentaristas de televisión que minimizaron el Covid-19 mientras sus plataformas ampli-ficaban desinformación sin consecuencia alguna. Hoy, el fenómeno se repite, solo que con otro tema y los mismos protagonistas.
La cobertura de TV Azteca sobre la marcha de la Generación Z del sábado reactivó la ma-quinaria mediática que convierte el conflicto en mercancía. Las imágenes de enfren-tamientos en el Zócalo fueron presentadas como prueba de una presunta represión gener-alizada, pese a que los únicos responsables de los destrozos fueron los grupos del llamado bloque negro. Lo que no se vio en pantalla fueron los múltiples momentos en que jóvenes manifestantes detuvieron agresiones, protegieron comercios y evitaron que la protesta escalara.
En redes sociales, la indignación creció. Usuarios acusaron a la televisora —y directamen-te a su propietario, Ricardo Salinas Pliego— de usar su plataforma para incitar al odio y fabricar una narrativa de caos. Se difundieron fragmentos donde se sobredimensionaban disturbios mientras se omitían las causas del movimiento y los intentos de manipulación de testimonios de quienes marcharon de forma pacífica.
Así, mientras algunos medios alimentan el enojo social, en Tlalpan ocurrió algo com-pletamente distinto. Los diputados locales Pedro Haces Lago y Alberto Vanegas Arenas iniciaron una campaña de bacheo en respuesta a solicitudes vecinales. En Santo Tomás Ajusco y Lomas Hidalgo repararon más de 150 baches con apoyo de una empresa que donó material. No buscan sustituir al gobierno, dicen, sino complementar esfuerzos.
En tiempos donde la narrativa del odio es rentable, gestos concretos como estos recuerdan que la política también puede resolver, no solo incendiar.
