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Por Ricardo Sevilla
El panista Damián Zepeda es un tramposo. Al igual que Ricardo Anaya y Marko Cortés decidió ocultar sus ingresos.
Zepeda presumió no tener ninguna clase participación ni en empresas ni en instituciones. Pero ha mentido.
¡Sí tiene actividades empresariales! Y muy lucrativas. Pero decidió ocultarlo en su declaración patrimonial 2025.
Y es que Damián Zepeda es socio del corporativo TGI Grupo de Inversión, S.A. DE C.V. que tiene su sede en Sonora.
Pero déjeme contarle los detalles: en su página de internet, esta empresa ofrece servicios en las áreas de bienes raíces, préstamos hipotecarios, agricultura, construcción, salud y lo que se junte en la semana.
Y, en uno de los documentos disponible en el Registro Público de Comercio, se puede constatar que Zepeda tiene 2800 acciones tipo A, lo que confirma su participación activa en este negociazo.
Pero le digo más: los socios de este político panista en TGI Grupo de Inversión no son figuras menores.
Y es que Damián Zepeda tiene como socio al empresario Jorge Vázquez Pesqueira, quien es presidente de la Asociación Mexicana de Agentes de Seguros y Fianzas (AMASFAC).
Y todo esto suena un poco raro, un poco hipócrita. Y le digo por qué: porque, por un lado, el socio de Zepeda presume defender los intereses de los agentes de seguros y fianzas, pero, por otro lado, dirige una empresa que está conformada no por agentes ni empleados de a pie, sino por empresarios e inversionistas sumamente influyentes.
Pero la cosa no para ahí.
Llama la atención que otro de los socios de Zepeda, en TGI Grupo de Inversión, es el empresario Juan Álvaro Corral Aguirre, presidente de Canacintra Hermosillo, que es uno de los organismos empresariales más influyentes de México y de América Latina.
Es decir: Damián Zepeda, además de cobrar 181 mil pesos como asesor del Senado de la República, tiene socios poderosos e influyentes en el mundo empresarial. Y lo más interesante: tiene una actividad empresarial vigente que, por alguna razón, nos quiere ocultar.
