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Por Lengua Larga
En la Miguel Hidalgo andan estrenando mascota política: Juan Pablo “Juanpi” Viggiano, el concejal más joven del PRI… y no por mérito, sino porque a su mamá, Carolina Viggiano, le dio ternura verlo desocupado. Ya ven que hay mamás que llevan a sus hijos al fútbol, otras a clases de inglés… y Carolina, pues, lo llevó directo a un cargo público. Cosas de familia.
Ahora el niño prodigio del nepotismo va a dar su primer informe —sí, INFORME, como si hubiera algo qué informar— y se le ocurrió hacerlo en el gimnasio Cuauhtémoc del Plan Sexenal, un lugar tan grande que solo tiene sentido si uno:
a) juega basquetbol,
b) organiza una feria,
o c) necesita un espacio del tamaño de su ego inflado y heredado.
Pero no se preocupe, Juanpi no va a batallar con los asientos vacíos, porque su mami ya anda reviviendo el priismo paleolítico, ese donde las listas de “invitados voluntarios” se imprimen más largas que tesis de licenciatura.
Todo para que su bebé no se traume cuando vea que sin acarread… perdón, sin “simpatizantes espontáneos”, apenas llenaría dos filas del gimnasio. Y eso contando a los curiosos y al señor que vende papitas afuera.
Mientras tanto, la que anda atacada, colapsada y con dolor de estómago es Altagracia Méndez, la compañera de fórmula. Y cómo no, si ella jamás ha podido organizar un evento que pase de las diez personas y tres sillas. Y ahora va a tener que pararse ahí, sonriente, viendo cómo a Juanpi le montan producción tipo concierto de XV años… y a ella ni para una lona decente le alcanza.
Porque no nos hagamos: el verdadero miedo de los Viggiano no es la crítica, ni la risa ajena, ni el ridículo público.
Es que el gimnasio se vea tan vacío como la trayectoria de Juanpi.
Así que prepárense para ver una obra maestra del priismo maternal:
El Informe del nene consentido, patrocinado por mamá, producido por mamá y llenado por mamá.
