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Vive Valle de Bravo con 60% de pobreza: Michelle Núñez Ponce presume bienestar y desarrollo turístico

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El Plan de Desarrollo Municipal 2025-2027 revela que 6 de cada 10 personas en el municipio vive en pobreza y con rezagos severos en seguridad y servicios

MARIO LÓPEZ
GRUPO CANTÓN

Pese al discurso oficial de desarrollo y bienestar, el municipio de Valle de Bravo enfrenta rezagos significativos en pobreza y desigualdad, situación que evidencia las limitaciones de la gestión encabezada por la alcaldesa Michelle Núñez Ponce.

De acuerdo con el Plan de Desarrollo Municipal 2025-2027, persisten brechas sociales entre las zonas turísticas y las comunidades rurales. El documento reconoce que casi el 60 % de la población vive en condiciones de pobreza, y que las principales carencias se concentran en acceso a la seguridad social, servicios básicos de vivienda y oportunidades laborales.

Es importante destacar que el plan identifica a Los Pozos, San Gabriel Ixtla, San Ramón y La Huerta de San Agustín como localidades con alto rezago social, mientras que Mesa Rica, El Aguacate y Piedra del Molino presentan nivel medio. En contraste, la cabecera municipal y las zonas turísticas se ubican en la categoría de rezago “muy bajo”.

Datos del INEGI y la Secretaría de Economía confirman que más del 54 % de la población ocupada trabaja en la informalidad, sin prestaciones ni seguridad social, y que más de 2 mil 600 personas mayores de 15 años son analfabetas. Estos indicadores colocan a Valle de Bravo entre los municipios con retos estructurales persistentes en el sur del Estado de México.

Aun con avances en materia de equidad de género y obras de conectividad, la administración que encabeza Michelle Núñez ha sido criticada por falta de sensibilidad social, al contrastar el discurso de austeridad con los ingresos superiores a 2.9 millones de pesos anuales que percibe la alcaldesa, además de señalamientos por arbitrariedad administrativa.

Especialistas advierten la necesidad de transparentar el uso de recursos y atender con prioridad las comunidades con rezago “alto”, donde el acceso a servicios básicos y empleo digno continúa siendo limitado.

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