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Comuneros mazahuas, otomíes y tlahuicas bloquearon durante más de cinco horas el Paseo Tollocan para denunciar el ecocidio que avanza en los bosques del Estado de México.
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
Durante gran parte del jueves, el Paseo Tollocan se convirtió en un grito colectivo contra la impunidad ambiental. Cientos de comuneros provenientes de municipios del norte y sur del Estado de México tomaron esta arteria principal para denunciar la tala indiscriminada, las invasiones y el saqueo de sus bosques, a los que llaman “los pulmones del agua”.
Las comunidades mazahuas, otomíes y tlahuicas acusaron que la negligencia de las autoridades ha permitido que los depredadores actúen con libertad, mientras ellos, los guardianes del bosque, enfrentan abandono institucional.
“Sembramos árboles, cuidamos los manantiales y vigilamos día y noche, pero los taladores siguen operando sin castigo. Las denuncias se archivan y las promesas nunca llegan”, reclamó Alberto Martínez, comunero de San Francisco Mihualtepec, en Donato Guerra.
Recordó que su pueblo arrastra desde hace décadas la pérdida de 93 hectáreas expropiadas y nunca indemnizadas. “El bosque lo mantenemos nosotros, no el gobierno. Y sin este bosque, el Cutzamala no tendría agua.”
El reclamo de fondo no es nuevo, pero sí cada vez más urgente. Comuneros de Huixquilucan y Naucalpan denunciaron que los desarrollos inmobiliarios avanzan sobre zonas de recarga hídrica. “Hablan de sustentabilidad, pero pagan una miseria: 3,500 pesos por hectárea conservada. Con eso no se protege ni un arroyo”, afirmó una mujer mazahua que encabezaba el contingente.
En Ocuilan, la comunidad tlahuica libra una batalla diaria. “Cada amanecer nos faltan más de 200 árboles. Sabemos dónde operan, sabemos quiénes son, pero nadie los toca”, dijo un guardabosques de San Juan Atzingo, mientras mostraba imágenes de troncos recién cortados.
El bloqueo provocó un severo congestionamiento sobre Tollocan, desde La Maquinita hasta Ciudad Universitaria. Sin embargo, la movilización se mantuvo pacífica. Frente al monumento a Emiliano Zapata, los manifestantes instalaron pancartas con mensajes directos: “Sin bosque no hay agua” y “El progreso no se bebe”.
