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Michoacán ayer y hoy

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Por Ana María Vázquez

Escritora/Dramaturga

@Anamariavazquez

La noticia pudo verse en todos los diarios, de nuevo Michoacán fue el centro de atención, pero no solamente por el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, abatido frente a cientos de personas en un evento popular, poco se habló del asesinato de Alejandro Torres Mora, sobrino de Hipólito Mora, creador de las autodefensas que, como su tío, fue ultimado junto con su esposa en su domicilio; antes de esto y también en Michoacán, el presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Michoacán, Bernardo Bravo Manríquez también perdió la vida luego de denunciar extorsiones.

Una violencia que no es nueva y que surgió, tal como la conocemos durante el gobierno de Ernesto Zedillo en el año 2000, siendo gobernador Víctor Manuel Tinoco, con los Zetas; a final del sexenio de Zedillo, Fox recibe la formal entrada de la Familia Michoacana en un evento donde literalmente “rodaron cabezas”, en 2003, el entonces Secretario de Gobierno de la región, declaró que “el estado y las instituciones están rebasados por la violencia”, la “guerra de cárteles” inició con el asesinato de 88 personas y de “La Jefa”, narcomenudista y tratante, pareja de un capo; la venganza: 5 cabezas dejadas en un centro nocturno de Uruapan y una cartulina con la leyenda “la familia no mata por paga, no mata mujeres, no mata inocentes, se muere quien debe morir, sépalo toda la gente, esto es justicia divina”.

Era el gobierno de Lázaro Cárdenas Batel. Con Calderón y su guerra, no consiguió nada pese a los 2 mil elementos del ejército enviados ya que se contuvo a ciertos carteles por favorecer la presencia y poder del Chapo y diseminar a los capos hacia otras regiones, cayeron muchos inocentes, el Michoacanazo, en el que detuvieron a 11 presidentes municipales, 16 funcionarios y un juez, solo fue un movimiento efectista, ya que uno a uno, todos los supuestos implicados fueron exonerados. Con Peña se apostó por permitir la creación de autodefensas (algo así como háganle como puedan); con López Obrador, pese a que fue el sexenio con más capos detenidos (27), la violencia no cesó y tan solo de 2022 a 2025, 7 presidentes municipales fueron asesinados. La violencia en Michoacán no empezó ahora, pero pudo detenerse con Zedillo, que en lugar de combatir, decidió aliarse y mirar a otro lado, el mismo que ahora pregona que su gobierno fue el de un “mundo feliz”.

 

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