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Sujetos armados ingresaron al centro cervecero La Cabaña del Abuelo, y ejecutaron a un hombre de 53 años frente a otros comensales
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
Este fin de semana se tiñó de sangre en Xonacatlán, cuando un hombre identificado como Juventino “N”, de 53 años, fue asesinado a balazos dentro del centro cervecero La Cabaña del Abuelo, ubicado en la colonia 5 de Mayo. Los testigos relataron que dos sujetos arribaron en motocicleta, irrumpieron en el establecimiento y, sin mediar palabra, dispararon contra la víctima a quemarropa antes de huir con rumbo desconocido.
Los clientes del local entraron en pánico. Algunos se refugiaron bajo las mesas, otros corrieron hacia la calle, mientras el cuerpo de Juventino, yacía inmóvil sobre el piso. Pese a los llamados de auxilio, las patrullas tardaron más de veinte minutos en arribar al sitio. Cuando los paramédicos finalmente llegaron, solo confirmaron el fallecimiento del hombre.
Elementos de la Policía Municipal acordonaron la zona y notificaron a la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), cuyos peritos hallaron varios casquillos percutidos cerca de las mesas. La escena, iluminada por luces rojas y amarillas, se convirtió en un retrato más del horror cotidiano que se vive en la región.
Para los habitantes, el crimen no fue una sorpresa, sino la consecuencia de una ausencia prolongada de autoridad. “Aquí los delincuentes hacen lo que quieren, nadie los detiene. La policía solo pasa a cobrar, pero nunca patrulla”, denunció Tomás Pérez, comerciante de la zona.
Otra vecina, Doña Ramona López, aseguró entre lágrimas: “Ya no se puede ni salir a tomar un refresco sin miedo. Vivimos encerrados porque el gobierno nos dejó solos”.
El municipio ha registrado en los últimos meses un repunte de robos, riñas y asesinatos, sin que la administración local implemente acciones efectivas. Los pobladores responsabilizan al ayuntamiento por la falta de presencia policial y exigen reforzar los operativos nocturnos.
Mientras tanto, la familia de Juventino espera justicia. La investigación avanza lentamente y el miedo se extiende como una sombra sobre las calles de Xonacatlán, donde el eco de las balas sigue recordando que la inseguridad, más que una noticia, es ya parte de la vida diaria.
