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Fieles llenan camposantos del Estado de México: Saturan panteones en Día de Muertos

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Este fin de semana, más de 3.5 millones de visitantes acudieron a honrar a sus difuntos, saturando accesos y calles, pero reavivando una de las tradiciones más queridas del país

REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN

Los cementerios del Estado de México se transformaron en verdaderos ríos humanos durante el fin de semana del Día de Muertos. Desde antes del amanecer, miles de familias comenzaron a llegar cargadas de flores, veladoras y ofrendas, decididas a rendir homenaje a quienes partieron. Lo que para muchos es una fecha de recogimiento se convirtió en una celebración colectiva, donde la nostalgia y la fe se fundieron entre aromas de copal y el resplandor del cempasúchil.

De acuerdo con la Secretaría de Seguridad estatal, más de 3.5 millones de personas ingresaron a los panteones durante el fin de semana, lo que provocó severos congestionamientos vehiculares y una vigilancia especial en recintos como los panteones municipales de Toluca, Chalco y Nezahualcóyotl, además de los Jardines del Recuerdo en Tlalnepantla y San Agustín en Chimalhuacán.

Aun con el caos vial, la mayoría de los asistentes asumió la experiencia como parte del ritual. “No hay fecha más importante para nosotros. Aunque haya empujones o tráfico, es el día de venir a ver a mi papá. Uno siente que vuelve por un ratito”, expresó Teresa López, originaria de Metepec, mientras colocaba flores frescas sobre la tumba familiar.

Otros, como doña Carmen Hernández, de Chalco, manifestaron su pesar por la saturación, aunque reconocieron el valor simbólico del acto. “No podías ni caminar, parecía romería. Pero es el único día que muchos recordamos a los nuestros con todo el corazón. Eso no se pierde”, comentó.

Los comerciantes de las inmediaciones también aprovecharon la alta afluencia. Puestos de comida, floristas y vendedores de veladoras reportaron incrementos de hasta 30 % en sus ingresos respecto al año pasado, un respiro económico en medio de la carestía. “Nos preparamos todo el mes y, gracias a Dios, se vendió bien; la tradición sigue viva y eso nos ayuda a todos”, señaló Armando Reyes, vendedor en Toluca.

El ambiente, lejos de lúgubre, se tornó festivo: guitarras, canciones y rezos llenaron los pasillos entre tumbas. Niños con catrinas pintadas en el rostro corrían entre coronas de flores, mientras los adultos compartían comida y anécdotas. El olor del pan de muerto se mezclaba con el humo de las veladoras, y en cada rincón resonaba el eco de las ausencias convertidas en memoria.

Entre la multitud, la constante era el mismo mensaje: el amor sobrevive al tiempo. Los panteones mexiquenses, rebosantes de vida en medio del silencio eterno, recordaron que el Día de Muertos no es una despedida, sino una cita sagrada con quienes jamás se van del todo.

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