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Mercado negro de razas costosas, particularmente bulldogs franceses, pomeranias y gatos exóticos, cuyo valor puede superar los 40 mil pesos.
Redacción
Grupo Cantón
Ciudad de México.- El robo de animales domésticos en la Ciudad de México ha aumentado de forma preocupante en los últimos nueve meses, de acuerdo con los boletines estadísticos de la Fiscalía General de Justicia capitalina. De enero a septiembre de 2025 se registraron 90 carpetas de investigación por este delito, un incremento del 44% respecto al mismo periodo del año anterior, cuando se reportaron 62 casos.
El fenómeno, antes poco visible, hoy preocupa a las autoridades por su expansión en zonas urbanas. Los informes mensuales de la Unidad de Estadística y Transparencia revelan que las alcaldías con mayor incidencia en este delito son Benito Juárez, Cuauhtémoc, Iztapalapa, Álvaro Obregón y Gustavo A. Madero, que en conjunto concentran más del 60% de los casos.
En Benito Juárez —una de las demarcaciones con más mascotas registradas y servicios veterinarios— se han contabilizado 18 denuncias en lo que va del año; le sigue Cuauhtémoc con 15, Iztapalapa con 13, Álvaro Obregón con 11 y Gustavo A. Madero con 9. Los reportes señalan que los robos suelen ocurrir en parques, tianguis o incluso mediante engaños en redes sociales, donde las víctimas son citadas bajo el pretexto de adoptar o comprar un animal.
Entre los motivos del alza, autoridades y especialistas apuntan al mercado negro de razas costosas, particularmente bulldogs franceses, pomeranias y gatos exóticos, cuyo valor puede superar los 40 mil pesos. El delito se investiga bajo la categoría de “delitos contra otros bienes jurídicos afectados – animales”, dentro de la estadística oficial de la Fiscalía capitalina.
Organizaciones animalistas han pedido tipificar el robo de animales de compañía como delito autónomo y endurecer las penas, ya que actualmente se sanciona igual que el hurto de objetos. Mientras tanto, la Secretaría de Seguridad Ciudadana implementó patrullajes en parques y colonias con alta incidencia, con el objetivo de frenar una práctica que, más allá del valor económico, hiere el vínculo afectivo entre las personas y sus mascotas.
