Visitas
Aunque el alcalde Nazario Gutiérrez asegura que su demarcación es “más segura” las cifras oficiales contradicen su discurso con más carpetas de investigación
Mario López
GRUPO CANTÓN
Aunque el gobierno municipal encabezado por Nazario Gutiérrez Martínez, asegura que los índices delictivos “van a la baja”, las cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) y la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU) del INEGI, revelan una realidad menos alentadora.
Durante la entrega de uniformes a 420 elementos de la Dirección de Seguridad Pública y Movilidad, el alcalde afirmó que Texcoco, ha sido “calificado por la Gobernadora y por la Presidenta de México” como un municipio con menor incidencia delictiva. Sin embargo, los datos federales no coinciden con este optimismo.
De acuerdo con el SESNSP, entre enero y septiembre de 2025, en Texcoco se registraron más de 2,300 carpetas de investigación por diversos delitos, un incremento del 9% respecto al mismo periodo de 2024.
Los delitos con mayor repunte fueron el robo a transeúnte, el asalto a transporte público y el robo de vehículo, además del aumento sostenido de violencia familiar, que creció 17% en el último año.
La ENSU del tercer trimestre de 2025 coloca a Texcoco con una percepción de inseguridad del 63.4%, superando la media estatal (61.2%). Los habitantes consultados identifican como principales focos rojos las zonas cercanas al mercado San Antonio, la terminal de autobuses, el bulevar Benito Juárez y la carretera federal México-Texcoco, donde son frecuentes los asaltos y extorsiones.
A pesar de los anuncios oficiales, la ciudadanía texcocana continúa denunciando falta de patrullajes, escasa presencia policial y deficiente atención por parte del C4, cuyo sistema de videovigilancia opera con cámaras obsoletas o fuera de servicio, según admiten fuentes internas del propio ayuntamiento. Vecinos de comunidades como San Miguel Tlaixpan, Coatlinchán y San Joaquín Coapango aseguran que los llamados de emergencia llegan a tener respuesta tardía o, en algunos casos, nula, lo que incrementa la sensación de abandono e impunidad.
Especialistas en seguridad advierten que los discursos de “baja delincuencia” podrían responder más a una estrategia política que a un análisis técnico.
