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El Estado de México contabiliza 4 mil 339 asaltos a pasajeros entre enero y septiembre de 2025, con picos de violencia al pasaje en mayo, junio y agosto
Diego Raya
GRUPO CANTÓN
La problemática del robo a pasajeros en el transporte público continúa en el perímetro del Estado de México. Este delito, uno de los que más afecta a las familias tanto en su integridad como en su economía, se mantiene en la franja de las cifras negras, pues la mayoría de las víctimas opta por no denunciar.
De acuerdo con datos oficiales, entre enero y septiembre de 2025, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) registró 4 mil 339 robos ocurridos dentro del transporte público mexiquense.
Aunque la incidencia presenta altibajos, cuando los casos disminuyen, lo hacen por pocas decenas, mientras que los repuntes se disparan de manera considerable, especialmente en mayo, junio y agosto, meses en los que la Fiscalía del Estado de México, reportó un incremento notable en las carpetas de investigación.
Durante enero, la estadística partió con un total de 612 robos; en febrero, la cifra descendió a 540; marzo cerró con 519 y abril con 388 casos. Para mayo, los asaltos repuntaron a 441, junio alcanzó 507 y julio tuvo un ligero descenso con 409 denuncias.
En agosto se contabilizaron 474 carpetas de investigación y, finalmente, septiembre registró 449. Las cifras revelan que la seguridad pública sigue siendo una tarea pendiente, pues el promedio equivale a 15 delitos diarios dentro del transporte público.
“Ya no se puede viajar tranquilo, todos los días escuchamos de asaltos en camiones o combis y las autoridades solo prometen operativos que no sirven”, reclamó don Rubén, vecino de Naucalpan, quien asegura que la gente vive con miedo. “Subes al transporte sin saber si vas a llegar con tus cosas o con un susto”, agregó. En Tlalnepantla, doña Leticia coincidió: “Parece que los delincuentes tienen más control que la policía. Pagamos impuestos y pasajes caros, pero seguimos viajando como si fuera una ruleta rusa”.
Otros usuarios piden vigilancia permanente y castigos ejemplares. “No queremos más cifras ni discursos, queremos ver patrullas y detener a los responsables”, exigió un joven trabajador de Chalco, visiblemente frustrado por el abandono institucional.
