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En el Valle de Toluca, usuarios del transporte público denuncian cobros injustificados tras el aumento oficial a 14 pesos decretado por la autoridad estatal
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
El aumento en la tarifa mínima del transporte público del Estado de México, que oficialmente pasó de 12 a 14 pesos, ha detonado una cadena de abusos por parte de operadores que cobran montos superiores al autorizado.
En distintas rutas del Valle de Toluca, los pasajeros aseguran pagar hasta 19 pesos sin que exista justificación o control visible por parte de las autoridades.
Durante un recorrido de Basta Edomex se constató que la mayoría de las unidades carece de la pirámide tarifaria actualizada, documento que debe colocarse en un lugar visible para informar al usuario el costo oficial según la distancia recorrida.
En varios camiones de las rutas San Mateo Atenco–Toluca y San Francisco Tlalcilalcalpan–CU, los conductores exigieron tarifas distintas a las autorizadas, mientras alegaban que los nuevos precios aún “no estaban claros”.
“Cada día cobran lo que quieren. Antes eran 17 pesos, ahora ya son 19 y sin aviso. Nadie nos defiende”, señaló molesta Martha Chávez, vecina de Almoloya de Juárez.
En tanto, Antonio Pérez, usuario frecuente, expresó su inconformidad: “El gobierno anunció el aumento, pero no vigila. Nos obligan a pagar más sin mostrar el tarifario, y si uno reclama, el chofer se enoja o no arranca.”
Vecinos y pasajeros coincidieron en que las autoridades de Movilidad actúan tarde o de forma simulada. “Solo aparecen cuando hay protestas. Mientras tanto, los choferes hacen lo que quieren”, lamentó Teresa Gutiérrez, habitante de Zinacantepec.
Por ahora, el alza golpea directamente a estudiantes, trabajadores y adultos mayores, quienes destinan gran parte de su ingreso al transporte. Aunque la Secretaría de Movilidad habilitó líneas telefónicas y redes sociales para recibir denuncias, usuarios aseguran que las quejas “caen en saco roto”.
El desorden tarifario refleja la falta de supervisión en un sistema que continúa operando sin control ni transparencia. “Pagamos más, viajamos igual de mal y nadie da la cara”, concluyó un grupo de pasajeros al descender de una unidad saturada en la Terminal de Toluca.