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Por Juan R. Hernández
En tiempos donde las urgencias sociales compiten por atención, la creación de un Sistema Público de Cuidados en la Ciudad de México aparece como una de las apuestas más humanas y estructurales del nuevo gobierno capitalino. Impulsada por Clara Brugada Molina, la iniciativa busca reconocer —y redistribuir— el trabajo invisible que sostiene la vida cotidiana: el de cuidar.
Durante “La Chilanguera”, los diputados Cecilia Vadillo y Víctor Varela delinearon el proceso de consulta que dará forma a esta ley. No será una reforma de escritorio, sino una construcción social en tres etapas: informativa, para explicar su alcance; deliberativa, para escuchar las voces de quienes cuidan y son cuidados; y consultiva, para recoger propuestas y darles cuerpo legal.
Vadillo lo resumió con claridad: “Será una consulta amplia, incluyente y accesible. Estarán las lenguas originarias, las personas con discapacidad, quienes cuidan en casa o en instituciones”. Su visión apunta a transformar una práctica doméstica en una política pública con enfoque de derechos, corresponsabilidad y equidad.
Por su parte, Varela puso el acento en el cambio cultural: “Hay que redistribuir los cuidados para que hombres y mujeres tengamos tareas equitativas”. El mensaje no es menor: sin igualdad en los cuidados, no hay igualdad sustantiva posible.
La iniciativa se articula, además, con una visión solidaria de la acción pública. La diputada Valeria Cruz presentó el esfuerzo humanitario del Congreso capitalino: 35 toneladas de víveres recolectadas por la bancada de Morena para las familias damnificadas por las lluvias en Veracruz, Puebla, San Luis Potosí y Querétaro. “Donamos un mes de dieta —dijo—, pero sobre todo lo hicimos con el corazón”.
Así, mientras el país enfrenta emergencias naturales y sociales, la Ciudad de México da un paso adelante: legislar para cuidar también es una forma de reconstruir el tejido que nos une. Porque gobernar, en el fondo, significa cuidar.