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El Organismo de Agua arrastra una deuda histórica de mil 300 millones de pesos con CONAGUA y CAEM, lo que explica la crisis hídrica que padecen los habitantes
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
La escasez de agua en Naucalpan tiene raíces más profundas que la sequía. El Organismo de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (OAPAS) reconoció que mantiene una deuda millonaria con instancias estatales y federales, lo que compromete su capacidad de operación y mantenimiento.
Según informó su director, Ricardo Gudiño, el pasivo con la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) asciende a mil millones de pesos, mientras que con la Comisión del Agua del Estado de México (CAEM) la deuda se sitúa en 736 millones.
Gudiño explicó que se logró negociar con CAEM un acuerdo para reducir el monto a 536 millones, tras un pago inicial de 106 millones, y la promesa de cubrir el resto en 24 mensualidades. En cuanto a CONAGUA, admitió que no hay convenio vigente, aunque aseguró que los pagos de la actual administración, se mantienen al corriente.
Sin embargo, en las calles el ánimo es otro. “No basta con justificar la deuda, el problema es que la gente lleva meses sin agua y apenas reaccionan cuando la inconformidad explota”, comentó molesto Jorge Hernández, vecino de La Aurora.
“Todo lo hacen para callar las críticas, pero nunca previenen nada”, agregó. Desde Lomas Verdes, Carolina Montes coincidió: “La autoridad actúa con tardanza; solo se preocupan cuando el descontento ya es público.”
El organismo presume acciones operativas para mitigar el rezago: trabajos de dragado en ríos como La Prensa, El Sordo y Río Hondo, de donde se retiraron más de 70 camiones de desechos; la clausura de un pozo clandestino y la atención a fugas en un promedio de 15 reportes diarios.
También se intensificaron los operativos contra quienes tiran basura en la vía pública, con sanciones que alcanzan los 1,200 pesos.
Como respiro temporal, el Sistema Cutzamala aumentó el suministro en 100 litros por segundo, lo que ha permitido estabilizar parcialmente la distribución. No obstante, los habitantes coinciden en que las soluciones estructurales siguen pendientes. “Lo que falta no es agua, sino voluntad política”, sentenció un grupo de colonos al concluir la entrevista.