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Por Ana María Vázquez
Corre en las redes un video en el que una argentina grita desesperada en medio de una manifestación, los policías reprimiendo, las cámaras registrando la nota mientras la mujer se desgañita: ¡Queremos saber dónde está el dinero!, ¡le quitaron la medicación a los jubilados, le quitaron los pañales a los niños! queremos saber ¿dónde está la plata del Fondo Monetario, qué hicieron con la plata? y Milei, el protegido de Trump no da la cara. Eso es parte de lo que vivimos hace no mucho. Al otro lado del mundo, a otra protegida por Trump le es otorgada el Premio Nobel, una mujer que, sin el menor empacho, pidió a Netanyahu y a Trump que intervinieran en su país, Venezuela, lugar de las reservas de petróleo más grandes del mundo, unos 303 millones de barriles; Trump por su parte ha desatado una guerra en su propio país y se divierte bombardeando barcazas que para él son narco cargamentos, y ya planea, junto con los más ricos, la “reconstrucción” de Gaza. Estamos viendo un mundo enloquecido, el poder desbordado de quien se siente impune hasta para matar y que, por supuesto, ni siquiera le importa guardar las apariencias; un mundo al revés en el que “humanidad” es una palabra inexistente y, como en la época de las cavernas, se impone la ley del más fuerte. México no se queda atrás, aunque por fortuna, la derecha todavía sigue deslavazada pero también, igual que Maria Corina, muchos han ido a pedir la intervención norteamericana. La 4T les quitó un botín muy grande y no pierden la esperanza de recuperarlo, tristemente, sus mentiras van permeando en una sociedad joven que no vivió el desastre que fue el prianismo, el hambre, los despojos, la miseria que solían paliar con “tandas” o una cobija para tapar cualquier contingencia. Y Morena, el partido oficial, está cada vez más preocupado en las afiliaciones que en limpiar la casa, es claro que hay indefendibles en el partido, pero nadie ha hecho nada ni siquiera para sancionarlos. El partido más poderoso del país cuenta con muchos que, como en el refrán -el que no tiene y llega a tener, loco de gusto se quiere volver- presumen viajes, propiedades y nepotismo como si fuera un PRI 2.0 y no un partido creado con los valores de quien lo generó. Nadie puede, en ningún sentido, echar a volar las campanas, más que nunca, hoy el mundo es un terreno minado y aunque tenemos en este momento una mujer brillante en la presidencia, no se puede tener certeza de nada. Desde esta humilde columna, le pido a Luisa Alcalde que limpie de una vez la casa, antes de que sea demasiado tarde y todos tengamos que lamentarlo.