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Por Miguel García Conejo
@kurt2767
La marcha del 2 de octubre en Toluca, se vio empañada por actos de violencia sin precedente para las familias de la capital mexiquense.
Un acto que de origen es simbólico y recordatorio de la brutalidad de la violencia del Estado, en contra de las manifestaciones, expresiones disidentes, fue tomada por un grupo de delincuentes violentos. Así hay que calificar y reconocer a ese colectivo: Delincuentes
El denominado “bloque negro” de presuntos activistas, encapuchados de sus rostros, han utilizado la lucha como vehículo de las causas sociales para exponer sólo su violencia.
No se trata solo de la de destrucción efímera del mobiliario público (como ellos lo argumentan) tampoco del robo de mercancía a comercios, o del caos en las calles, que ya de por sí debería ser rechazado, lo más grave de la violencia de estos grupos, es que destruyen las propias causas que presuntamente, impulsan y defienden.
En el común denominador de las familias, luego de la violencia expuesta, fue defender los actos de seguridad de los policías, ya sea golpear y reprimir a los manifestantes.
Como recordatorio para éstos que se dicen revolucionarios, aquellos que en verdad lo fueron y lo son, siempre han mostrado sus rostros, defienden sus causas e ideales, no sólo su estatus quo por un horario de trabajo en el día.
