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El 70% de los cultivos de rosa, gerbera y crisantemo están en riesgo de perderse antes de la temporada alta de noviembre casi al finalizar el ciclo agrícola
REDACCIÓN
En 2025, el corazón florícola del país enfrenta una de sus peores crisis. Los floricultores del municipio de Villa Guerrero, que abastecen más del 60% del mercado nacional, denuncian el robo sistemático de agua, omisión de autoridades y falta de apoyos ante una sequía que se ha intensificado este año.
Desde enero, comunidades como San Bartolo, El Moral y Santiago Oxtotitlán han reportado desvíos ilegales del cauce del Río Tintojo, principal fuente de riego. Productores acusan a grupos organizados de acaparar el agua mediante válvulas clandestinas y venderla a precios elevados, mientras que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Fiscalía estatal han ignorado las denuncias interpuestas desde 2024.
En abril, floricultores bloquearon la autopista Tenango-Ixtapan para exigir la ejecución de una sentencia judicial emitida en septiembre de 2024, que ordena restituir el cauce del río. A pesar del fallo, el Poder Judicial del Estado de México, no ha intervenido, lo que ha generado enfrentamientos entre comunidades y pérdidas económicas que superan los 200 millones de pesos en lo que va del año.
La falta de apoyos agrava el panorama. En junio, productores solicitaron nuevamente concesiones para extraer agua de pozos agrícolas, sin respuesta. Las mesas de trabajo con autoridades federales y estatales han sido infructuosas, mientras que el 70% de los cultivos de rosa, gerbera y crisantemo están en riesgo de perderse antes de la temporada alta de noviembre.
“Nos están dejando morir. Sin agua no hay flor, y sin flor no hay sustento”, afirma María del Carmen Reyes, productora de San Miguel. La floricultura, que genera más de 25 mil empleos directos en la región, enfrenta el abandono institucional en medio de una crisis hídrica que se agudiza con el cambio climático y la corrupción.
Hasta el 30 de septiembre, no se han documentado escándalos políticos contra Carlos Rogel Guadarrama, presidente municipal desde enero. Aunque su gestión ha sido criticada por omisión ante el robo de agua, no existen denuncias formales por corrupción o abuso de poder. La presión social crece ante la falta de resultados tangibles y el silencio institucional.
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