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Por Ana María Vázquez
“PRI: crónica del fin”, una serie documental que “prometía”, su primer capítulo gratuito en VIX (propiedad de Televisa-Univisión) ya hacía dudar de hasta dónde la “espectacularidad” con la que se anunciaba podía sustentarse en los hechos, y para sorpresa de nadie, la empresa sigue lo que alguna vez me dijo Valentín Pimpstein “la fórmula que les ha hecho ganar durante años”. Una fórmula caduca de sólo mojarse los dedos y no las manos. La primera falacia en la historia es omitir el papel fundamental del priista Miguel Alemán en la creación de lo que fue Televisa, antes Telesistema Mexicano, con todos los conflictos de interés y de su hijo, un muy joven Miguelito a cargo de los noticieros cuya información estaba cuidadosamente revisada para que el priista presidente Alemán contara solo lo que les convenía, esa vieja fórmula que defendió Pimpstein. Nada se dijo en este capítulo de la represión a los trabajadores del Sindicato Obrero ni del Ferrocarrilero y mucho menos del Minero, ni de la Masacre de la Alameda en julio de 1952. Olímpicamente, su directora y guionista Denise Maerker desmarca su historia del control de medios que, desde entonces, ejerció el priismo como partido único, hegemónico y autoritario. La historia no cuenta como en contubernio con los medios, el priismo se fortaleció y a cambio, el presidencialismo les otorgaba concesiones y prebendas. La relación simbiótica entre los “soldados del PRI” y el partido tendría que haberse contado ya que la empresa fue el brazo ejecutor y dominante del presidencialismo en turno. Cuando pudieron seguir con la línea histórica: El Carruaje, La Tormenta; la línea educativa: Acompáñame, Ven Conmigo, la desecharon. Sus telenovelas contribuyeron al adormecimiento de un público, televisión para jodidos que alabó sin discutir al presidencialismo en turno. Imagino que en los siguientes capítulos (que no veré) omitirán también hablar de la Telebancada, la ley Televisa y la última gran historia de telenovela creada, producida y dirigida desde las más altas esferas de Televisa y del Partido: la creación del Telepresidente y su esposa, a los que les confeccionaron una historia de amor, digna, sí de Pímpstein, con la “fórmula que les ha resultado” y que ahora ya es obsoleta y fallida por más que Viri Ríos le eche flores. Es necesario contar la verdadera historia del final del PRI y la Televisión en México, dos “soldados” el uno al otro.