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Traficante de influencias

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Por Ricardo Sevilla

La Estafa Maestra fue solo el prólogo de una operación que continúa vigente.

Y es que aquella monumental red de desvío de recursos públicos, que desangró al erario por miles de millones de pesos, tuvo un autor intelectual que, lejos de ser castigado, ha vuelto para operar un nuevo entramado.

Su nombre es Emilio Zebadúa González, y su nueva oficina de operaciones se encuentra en Polanco.

Tras su salida del servicio público, un misterioso regreso a México y la evasión de la cárcel bajo la figura de “testigo colaborador”, Zebadúa compró un despacho jurídico por 69 millones de pesos. Así nació Zebadúa, Murguía y Luna Ramos Abogados, un bufete que más que una firma legal, es un epicentro de tráfico de influencias, despojo y protección a personajes oscuros.

Desde este fortín en Polanco, Emilio y su hijo, Nicolás, orquestan una red de artimañas legales, amiguismo y sobornos, conectando a figuras del poder judicial y político.

Su misión es: “defender” a clientes selectos y, si es necesario, usar la “justicia” para despojar de empresas y propiedades a sus adversarios.

Uno de los principales clientes de esta red es José Manuel Suárez Díaz, nos revelan nuestras fuentes, un joven de 35 años que, sin estudios universitarios comprobables, ha amasado una fortuna multimillonaria. Conocido como “el junior del caucho”, Suárez Díaz tiene el comportamiento de un gánster financiero.

Diferentes testimonios sostienen que, a través de una veintena de empresas, este personaje opera un complejo sistema de fraudes y lavado de dinero.

Sus negocios van desde la seguridad privada hasta la industria petrolera, pero su especialidad es despojar a sus socios. Con la ayuda del despacho de Zebadúa, Suárez logró encarcelar a uno de sus colaboradores y robarle un contrato millonario con Pemex.

Infelizmente, Emilio Zebadúa, el funesto maestro de la impunidad, sigue libre y operando. Y “el junior del caucho” es su protegido. La pregunta es ¿hasta cuándo la justicia seguirá siendo un privilegio para unos pocos?

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