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Las víctimas del accidente del tren de carga que impactó a un autobús de pasajeros eran en su mayoría trabajadores y padres de familia que viajaban rumbo a la CDMX
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
La tragedia golpeó con fuerza al norte del Estado de México, luego de que un tren de carga de la empresa Canadian Pacific Kansas City (CPKC) embistió a un autobús de la línea Herradura de Plata en Atlacomulco. El impacto, ocurrido la mañana del lunes 8 de septiembre, cobró la vida de diez pasajeros y dejó a más 55 pasajeros lesionados, varios de ellos en estado grave.
Entre las víctimas mortales se encontraba Edith Cruz Reyes, joven de San José del Rincón que cada semana viajaba a la capital para trabajar. Como ella, muchas de las víctimas eran padres y madres de familia que buscaban el sustento de sus hogares.
El dolor se hizo visible con el testimonio de un padre que denunció negligencia de los conductores: “Los choferes van usando el celular cuando manejan. No se dan cuenta que llevan vidas a bordo”.

Mientras en hospitales de Atlacomulco y Toluca se mantenía la vigilia de familiares, colectivos y empresarios locales ofrecieron apoyo con comida, hospedaje y acompañamiento. Afuera, la indignación crecía.
Los vecinos recordaron que desde hace meses habían solicitado mayor seguridad en el cruce, sin recibir atención. Tras el accidente, autoridades estatales y la empresa ferroviaria instalaron plumas y alarmas de emergencia.
En Atlacomulco, la rabia y la tristeza se mezclaron en un mismo clamor: justicia para las víctimas y medidas de seguridad que impidan nuevas tragedias. Los sobrevivientes y familiares señalaron que la negligencia de las autoridades y la falta de protocolos de prevención son parte de una larga cadena de omisiones que terminó con vidas truncadas y familias destrozadas.

Habitantes de la región norte del Estado de México no ocultan su dolor ni su enojo. “No es justo que hasta que muere gente reaccionen”, lamentó la señora María Hernández, vecina de Atlacomulco.
Otro padre de familia reprochó: “Los choferes van distraídos, y las autoridades permiten que crucemos vías sin protección. No valoran nuestras vidas”. Para los vecinos, este accidente no fue un hecho aislado, sino el resultado de años de indiferencia.
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