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El cierre de comercios históricos en el centro de la capital mexiquense exhibe la falta de una estrategia clara del ayuntamiento para proteger al comercio tradicional
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
El cierre definitivo de comercios emblemáticos en los Portales de Toluca, se ha convertido en el símbolo de una crisis que carcome el centro histórico de la capital mexiquense, hoy la imagen es de cortinas abajo, que muestra del abandono del sitio.
La desaparición de comercios tradicionales, se acelera sin que exista una política clara del ayuntamiento que los proteja, dejando a merced del mercado a negocios que forman parte de la memoria colectiva de la ciudad.
De acuerdo con Verónica Valdés González, presidenta del Patronato Pro Centro Histórico, la pandemia fue sólo el detonante de un colapso anunciado.
“Muchos locatarios no pudieron resistir el impacto económico, y hoy seguimos padeciendo las consecuencias”, afirmó.

Sin embargo, los problemas son estructurales: rentas que alcanzan los 60 mil pesos mensuales, inseguridad creciente y una competencia desleal por parte del comercio ambulante y las grandes cadenas de origen asiático.
En la actualidad, los Portales albergan alrededor de 250 unidades económicas, pero el perfil ha cambiado drásticamente.
Donde antes había tiendas de abarrotes, zapaterías tradicionales o negocios familiares, ahora proliferan marcas globalizadas como Miniso o “Cuidado con el Perro”, orientadas a un consumo juvenil y masivo. Aunque sobreviven pilares como Regalos Gaytán o Las Tortas La Vaquita, su permanencia es cada vez más precaria.

Vecinos y comerciantes coinciden en señalar la falta de acción del gobierno municipal encabezado por Ricardo Moreno. “No hay un plan, no hay apoyos, no hay estrategia. Sentimos que el centro histórico ha sido abandonado a su suerte”, denunció Alberto Reyes, quien por años ha transitado por los Portales. María Teresa Hernández, residente de la zona, lamenta: “Estamos perdiendo nuestra identidad; esto ya no se parece al Toluca que conocimos”.
Según estimaciones de cámaras comerciales, al menos 600 establecimientos han cerrado en el primer cuadro de la ciudad en los últimos años, víctimas de la transformación económica, el comercio digital y la ausencia de programas específicos de reactivación.
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