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* Dijo que habrá cero impunidad, pero sin caer en provocaciones partidistas
* Esquiva Claudia pedradas verdes y responde con serenidad institucional
* Politiquería, acusaciones y un portazo suave pero firme
Por Juan R. Hernández
Grupo Cantón
Ciudad de México.- La conferencia matutina de este lunes en Palacio Nacional arrancó con más bostezos que preguntas. No era para menos: buena parte de la tropa reportera llegó con el ojo entrecerrado y el café en mano, todavía desvelados tras la gira maratónica de la presidenta Claudia Sheinbaum por media república —Guanajuato, Aguascalientes, Zacatecas, Durango, Sonora, Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas y Veracruz— que dejó más de un micrófono sin batería y a varios cronistas sin dormir.
El retraso de la conferencia fue evidente y eso sí, cuando aparecieron los reporteros rezagados, no faltó quien llegara “amarrando navajas” con las declaraciones del Partido Verde y del PAN. El senador Luis Melgar había lanzado la pedrada de que en Morena “hay ratas”, señalando al exgobernador Rutilio Escandón y al grupo de Adán Augusto López. Pero la presidenta no mordió el anzuelo: “Eso corresponde al partido”, atajó, con tono sereno y mirada fija, como quien pasa de largo frente a un charco.
El jalón de orejas a Morena, que algunos esperaban con libreta lista, simplemente no ocurrió. En cambio, Sheinbaum se limitó a recordar que la coalición que la llevó a la Presidencia —Morena, PVEM y PT— sigue funcionando en el Congreso y que ahí está la verdadera fuerza de la transformación. Para los verdes que buscaban reflector, la respuesta fue un portazo suave, pero portazo al fin.

Las acusaciones del panista Federico Döring sobre supuestos vínculos de Andy López Beltrán con huachicol fiscal tampoco arrancaron más que un gesto de fastidio: “Pura politiquería de un personaje conocido por su corrupción”, soltó Sheinbaum, desarmando de un plumazo el intento opositor de protagonismo. Eso sí, aprovechó para reiterar su consigna favorita: “Cero impunidad… tope hasta donde tope”.
Hubo también espacio para la defensa de migrantes. La presidenta confirmó que 23 connacionales fueron detenidos en una redada y mostró hasta el número de teléfono de asesoría consular, un gesto práctico que, aunque rompió el ritmo solemne, arrancó aplausos discretos entre sus colaboradores.
El momento de mayor folclor, sin embargo, volvió a estar en la sala de prensa: los micrófonos. En plena ronda de preguntas, varios colegas protagonizaron el clásico agandalle, estirando brazos y gritando nombres para que no se los comiera la fila. El ritual, digno de estudio antropológico, recordó que en la mañanera no solo se libra la batalla política, sino también la de decibeles.
Con todo, Sheinbaum cerró la conferencia con anuncios serios: programas sociales blindados en el Paquete Económico 2026, nada de inversiones con Cuba más allá de médicos y medicinas, y una ceremonia del Grito de Independencia “austera”. El telón final lo puso la cápsula de Humanismo Mexicano dedicada a la resistencia indígena, aunque para muchos lo más memorable del día seguirá siendo el pulso soterrado entre el sueño, el micrófono y la politiquería.
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