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Presa ilegal, autoritarismo y opulencia: el oscuro Valle de Bravo de 2025

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El municipio de Valle de Bravo enfrenta una crisis ambiental y política: la FGR detectó al menos diez colectores de agua construidos en zonas protegidas

Redacción
Grupo Cantón

Valle de Bravo, antes refugio natural y cultural del Estado de México, se ha transformado en una zona de élite marcada por escándalos políticos, saqueo ambiental y una creciente desconexión entre sus autoridades y la población vulnerable.

En 2024, la presidenta municipal Michelle Núñez Ponce, emanada de Morena, ordenó la suspensión arbitraria de pagos y funciones a cinco integrantes del Cabildo, entre ellos el síndico Pastor Nava Montoro y regidores de distintos partidos.

La medida, ejecutada sin proceso legal ni justificación oficial, fue declarada inconstitucional por el Poder Judicial Federal en 2025, que ordenó restituir sus derechos. El caso evidenció un patrón de autoritarismo y opacidad institucional.

Simultáneamente, Valle de Bravo se consolidó como destino “fifí”, con propiedades de lujo, turismo exclusivo y una élite política y empresarial que ha desplazado a comunidades rurales. La alcaldesa fue criticada por portar prendas de diseñador como chamarras Moncler de hasta 32 mil pesos mientras el municipio enfrenta altos niveles de pobreza y precariedad.

Pero el escándalo más grave estalló en mayo de 2025, cuando la Fiscalía General de la República reveló la existencia de al menos 10 presas ilegales construidas en zonas protegidas por empresarios ligados a Grupo México. Estas estructuras desviaban agua del sistema Cutzamala, afectando el abasto hídrico de millones.

La operación, ejecutada con maquinaria pesada y sin permisos, fue posible gracias a una red de complicidad institucional que incluye nombres como Germán Larrea y funcionarios vinculados a Semarnat.

La comunidad local, marginada por el auge inmobiliario y turístico, fue quien encendió las alertas. Desde 2024, habitantes de Mesa Rica y La Huerta denunciaron movimientos sospechosos, sin recibir respuesta oficial. El saqueo hídrico y el despojo político configuran un Valle de Bravo, donde el poder se ejerce con lujo, impunidad y desprecio por el bien común.

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