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Palacio Nacional se llena de color y política en homenaje a las mujeres indígenas

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• Ironiza Sheinbaum sobre “destape presidencial” de López Rabadán
• Reporteros entre jaloneos y diez preguntas seguidas
• De Bartolina Sisa al IPAB: historia y coyuntura política chocan

Por Juan R. Hernández
Grupo Cantón

Ciudad de México.- Palacio Nacional amaneció distinto. Con la bandera izada a toda asta y la evocación de la lideresa Bartolina Sisa quien se levantó en armas contra los españoles, se rindió homenaje a las mujeres indígenas del país. Trenzas, huipiles multicolores y lenguas originarias llenaron el Salón Tesorería, donde se presentó la Cartilla de los Derechos de las Mujeres, traducida a 35 lenguas indígenas. Un símbolo de justicia y dignidad que arrancó aplausos y orgullo de las invitadas en primera fila.

Pero como suele ocurrir, la solemnidad pronto se mezcló con el vaivén político. La presidenta Claudia Sheinbaum, al ser cuestionada por el destape futurista de Kenia López Rabadán, respondió con ironía: “Primero que se ponga a trabajar”. El comentario arrancó sonrisas entre reporteros y asistentes.

Luego vino la inevitable mención al pasado reciente: la deuda del Fobaproa, hoy IPAB. Sheinbaum anunció que, a partir de 2026, los bancos ya no podrán deducir de impuestos las aportaciones al instituto, medida con la que Hacienda prevé recaudar 10 mil millones de pesos.

La conferencia se convirtió en un mosaico de temas: la reunión con padres y madres de los normalistas de Ayotzinapa, la confirmación de la visita del primer ministro de Canadá, el nepotismo disfrazado de candidaturas —con dedicatoria a Saúl Monreal en Zacatecas—, la pesada deuda de Pemex y hasta la política internacional con mexicanos varados en Palestina.

En medio de este torbellino, los reporteros libraron su propia batalla. Hubo jaloneos de palabra y hasta el “agandalle” de una periodista de una revista económica que se despachó con diez preguntas seguidas, lo que desató molestia y reclamos de colegas. La escena rayó en tragicomedia: gritos de “¡Sonora!”, “¡Veracruz!” o “¡Morelos!” se mezclaban con las respuestas presidenciales.

La cereza del pastel fue la interpretación de “Suave Patria”, que cerró el acto con música tradicional en honor a las mujeres indígenas. Entre lo solemne y lo pintoresco, la mañanera dejó postales de orgullo, reclamos, humor político y hasta futurismo anticipado. Un día en que la historia y la coyuntura se encontraron bajo el techo barroco de Palacio Nacional.

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