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Una agente de tránsito de Texcoco fue exhibida en redes sociales por extorsionar y despojar de sus llaves a una motociclista. El hecho generó indignación vecinal
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
Texcoco vuelve a estar en el centro de la polémica tras revelarse un nuevo caso de corrupción en su cuerpo de tránsito, es una de las demarcaciones más señaladas por malas prácticas de sus uniformados.
En un video que comparten nuestros lectores con Diario Basta una motociclista expone públicamente haber sido víctima de extorsión, robo y abuso de autoridad por parte de la oficial Mely Flora Hernández, quien la interceptó en la calle Fray Pedro de Gante bajo un pretexto que, según especialistas, carece de fundamento legal.
La afectada relató que se encontraba estacionada, fuera de su vehículo, cuando la agente se le acercó de manera agresiva para exigirle 200 pesos a cambio de evitar una multa por no portar casco.
La motociclista recordó que la norma solo aplica cuando el vehículo está en movimiento, por lo que se negó a pagar la mordida. Esa decisión desató la furia de la funcionaria, quien le arrebató las llaves de la motocicleta, amenazó con retirar la placa e incluso le impuso una sanción de cinco mil pesos.
Testigos confirmaron que la oficial abandonó el lugar acompañada de policías preventivos, llevándose consigo las llaves de la unidad, lo que agrava el caso al configurarse como un acto de robo.
La víctima, que solo había salido a comprar carne para su negocio, aseguró que interpondrá una denuncia formal ante la Fiscalía del Estado de México para que el hecho no quede en la impunidad.
El episodio generó una ola de indignación entre los habitantes del municipio. Para muchos, la denuncia no sorprendió, pues consideran que refleja el modus operandi cotidiano de los agentes de tránsito.
“Esto no es aislado, pasa todos los días. Los oficiales no buscan proteger al ciudadano, buscan cuánto pueden sacarnos. Es una vergüenza para Texcoco”, expresó con enojo Carlos Rivera, comerciante de la zona.
La ciudadanía exige medidas inmediatas: una depuración real dentro de la corporación, sanciones ejemplares para los responsables y protocolos más estrictos de supervisión.
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