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Con 273 mil personas en pobreza, el territorio registra 37.7% de población afectada, 13 puntos arriba del promedio capitalino de 24%
POR JUAN R. HERNÁNDEZ
GRUPO CANTÓN
Ciudad de México.- Bajo el gobierno de Javier López Casarín, la alcaldía Álvaro Obregón enfrenta una realidad que desmiente el discurso oficial de desarrollo urbano y progreso. De acuerdo con el Informe Anual sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social 2025, más de 273 mil habitantes viven en condiciones de pobreza, lo que representa el 37.7% de su población total, 13 puntos por encima del promedio capitalino (24%).
Las cifras revelan una crisis estructural que golpea con mayor dureza a comunidades como La Era, Golondrinas y la zona alta de Santa Rosa Xochiac, donde los rezagos sociales se acumulan sin respuesta efectiva. La pobreza extrema alcanza a 40 mil 958 personas (5.6%), mientras que 232 mil 699 viven en pobreza moderada.
A ello se suma que casi la mitad de la población (343 mil 837 habitantes, 47.4%) carece de seguridad social, y una cuarta parte (187 mil 516 personas, 25.8%) no tiene acceso a servicios de salud. La precariedad es aún más visible en el terreno: viviendas sin agua entubada, hacinamiento, infraestructura limitada y comunidades donde la alimentación nutritiva sigue siendo un privilegio.
El ingreso laboral promedio mensual en la demarcación asciende a $20 mil 664, superior al promedio nacional, pero insuficiente para enfrentar el elevado costo de vida en la capital. Esto explica que 118 mil 999 personas (16.4%) sufran carencia alimentaria. La desigualdad es palpable: mientras San Ángel o Jardines del Pedregal concentran riqueza y plusvalía inmobiliaria, decenas de colonias sobreviven con rezago educativo (65 mil 484 personas, 9%) y viviendas inadecuadas (38 mil 666 habitantes, 5.3%).
El Coeficiente de Gini de 0.415 en la demarcación expone una fractura social profunda. A pesar de que el Índice Nacional de Rezago Social coloca a Álvaro Obregón en el lugar 2 mil 438 de 2 mil 469 municipios —entre los de menor rezago del país—, la realidad de sus localidades más vulnerables evidencia la inequidad en la distribución de la inversión pública. En 2024, de los más de 159 millones de pesos asignados a través del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAISMUN), el 89.8% se destinó a proyectos de urbanización, sin un solo peso para salud, vivienda o educación.
En Álvaro Obregón, la pobreza no es solo un número en los informes: es una herida abierta en el territorio. Mientras se presume modernidad en las zonas de élite, miles de familias siguen esperando que el desarrollo toque, por fin, la puerta de sus calles.
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