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La Ciudad es de Todos

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Por Hugo Torres Zumaya

La ciudad es de todos, pero a veces pareciera que el espacio público se administra como si fuera de unos cuantos. Dos hechos recientes lo dejan en evidencia.

El primero ocurrió durante el Maratón de la Ciudad de México, cuando dos paratletas sufrieron un accidente debido a las malas condiciones de las avenidas en el recorrido. Un maratón debería ser una celebración del esfuerzo, la disciplina y la inclusión. Sin embargo, las irregularidades en el pavimento hicieron que un evento de orgullo deportivo terminara en un episodio lamentable. No se trata de buscar culpables, sino de subrayar que la capital debe estar a la altura de los atletas que la recorren. La inclusión es un eje de esta administración, y justamente por ello es fundamental garantizar calles seguras y accesibles no solo para un maratón, sino para la vida diaria.

El maratón es también una vitrina internacional: miles de corredores nacionales y extranjeros recorren la ciudad. Pero la imagen que proyectamos depende de la forma en que cuidamos a quienes participan.

No podemos hablar de inclusión si los paratletas enfrentan riesgos que pudieron evitarse. Apostar por una ciudad accesible y segura es demostrar que sabemos reconocer y valorar el esfuerzo de todos nuestros deportistas.

El segundo caso tiene que ver con el partido América vs. Pachuca. El encuentro se llevó a cabo, pero a puerta cerrada, sin permitir acceso a la afición. Esto no elimina el problema de fondo: el estadio volvió a cerrar calles aledañas, afectando a miles de vecinos.

El alcalde Luis Mendoza hace su trabajo, no más ni menos, al poner por delante el interés ciudadano frente a la presión de un club deportivo que ve en el espacio público una extensión de su negocio privado.

En medio de la polémica, el comentarista David Faitelson acusó que el cierre se debió a una supuesta venganza relacionada con palcos en el estadio. Como concejal niego categóricamente esa versión. No se trata de revanchas personales, sino de ejercer autoridad en defensa de la ciudadanía. La movilidad y la seguridad no son favores, son derechos que deben garantizarse.

Ambos sucesos nos invitan a reflexionar en un mismo sentido: el compromiso de las autoridades debe ser con la gente, no con los intereses particulares. Queremos una ciudad que sea segura para quienes la recorren, justa para quienes la habitan y ordenada para quienes la transitan. El bienestar común debe estar siempre por encima de cualquier otro interés.

Y a mis compañeros concejales, así como a uno que otro diputado les digo, “no hay que patear el avispero ajeno”

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