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• Según el INEGI, la demarcación administrada por Alessandra Rojo de la Vega tiene únicamente un 47.5% de hogares que son propios
• En las llamadas zonas periféricas los porcentajes muestran una tendencia distinta, Milpa Alta (77.4%) y Xochimilco (68.3%), es lo contrario
POR DIEGO RAYA
GRUPO CANTÓN
Ciudad de México.- La problemática del acceso a la vivienda mantiene un porcentaje alto en la alcaldía Cuauhtémoc —administrada por Alessandra Rojo de la Vega— debido a que, según el INEGI, en dicha demarcación existe apenas un 47.5% de viviendas habitadas que son propias, es decir, que no está destinada a para ser rentada por particulares.
Por lo tanto, Cuauhtémoc ocupa el primer lugar entre las alcaldías con menor proporción de vivienda propia, lo que significa que, en esta demarcación, el mercado destinado para la renta domina el panorama habitacional. En segundo lugar, se coloca Benito Juárez, con 49.2% y le sigue de cerca Miguel Hidalgo con 50.6% de vivienda considerada propia.
Todas estas demarcaciones consideradas céntricas se caracterizan por tener elevados costos de suelo, densidad y verticalización —en Cuauhtémoc, Benito Juárez y Miguel Hidalgo el porcentaje de departamentos es particularmente alto— lo que ha provocado que la vivienda se destine más a alquileres que a propietarios, según explicó el Consejo de Evaluación de la Ciudad de México (EvalúaCDMX).
Sin embargo, en las llamadas zonas periféricas de la ciudad, los porcentajes muestran una tendencia distinta: Milpa Alta lidera la otra cara de la moneda, con 77.4% de vivienda propia, seguida por Xochimilco —con un 68.3%—, Tlalpan tiene 65.2% y Tláhuac un 64.6%.
En el caso de Coyoacán alcanza 60.7%, mientras que en Cuajimalpa de Morelos se mantiene en 61.6%; la Magdalena Contreras comparte una cantidad similar (61%), e Iztacalco se acerca al plano de la mitad, con 56.4%. Otras alcaldías intermedias son la Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza e Iztapalapa.
En el caso de las alcaldías céntricas, el valor del suelo y la alta demanda sostienen la construcción de viviendas para renta —muchas veces temporaria, para turismo o visitantes— y desplazan a la población de ingresos medios.
Aunado a ello, plataformas como Airbnb han convertido vivienda potencial en renta tradicional en hospedaje de corto plazo, lo cual ha elevado aún más los precios.
Mientras tanto, en las zonas periféricas —donde la tierra es más abundante y los desarrollos suelen ser de menor intensidad—, las personas tienen mayor posibilidad de construir o comprar su casa, aunque también enfrentan menor acceso a servicios urbanos, de transporte y de ocio.
Es así que los porcentajes de acceso a la vivienda en la capital dejan en claro que el centro enfrenta una escasez de vivienda de propiedad, mientras que en las orillas predomina la posibilidad de tener un patrimonio, aunque alejado de la urbanización.
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