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Tiraderos han invadido áreas verdes, zonas ejidales y corredores ecológicos, provocando un ecocidio silencioso en la localidad, pese a las denuncias de familias
Por Juan R. Hernández
GRUPO CANTÓN
Naucalpan de Juárez, gobernada por Isaac Montoya, se ha consolidado como el municipio con mayor número de tiraderos clandestinos en el Estado de México, con al menos 130 sitios ilegales de disposición de residuos, entre escombro, basura doméstica y desechos industriales.
Esta cifra supera incluso a Ecatepec, que reporta 200 focos de basura, pero con menor concentración de cascajo y residuos de construcción.
De acuerdo con el Programa Preventivo Basureros 2025, Naucalpan enfrenta una doble crisis: ambiental y de seguridad. Más de 100 tiraderos de escombro operan en zonas como Tepatlaxco, Puente de Piedra, La Nopalera y El Infiernillo, muchos de ellos protegidos por grupos armados que impiden la inspección y clausura por parte de autoridades estatales y municipales.
La Procuraduría de Protección al Ambiente (Propaem) ha clausurado más de 30 sitios ilegales en los últimos dos años, incluyendo el tiradero de La Joya en San Francisco Chimalpa, cerrado por tercera vez en agosto de 2025 tras denuncias vecinales por contaminación de barrancas y afectación a cuerpos de agua como la presa Los Cuartos.
La situación es crítica para el gobierno de Montoya Márquez: los tiraderos clandestinos han invadido áreas verdes, zonas ejidales y corredores ecológicos, provocando un ecocidio silencioso. La acumulación de residuos sin control técnico genera lixiviados que contaminan el subsuelo, emisiones de gases tóxicos y riesgo de incendios espontáneos.
En respuesta, el gobierno municipal y estatal han intentado impulsar un proyecto de infraestructura ambiental para procesar mil 348 toneladas diarias de residuos mediante separación mecánica, digestión anaerobia y relleno sanitario.
Este modelo busca generar energía limpia a partir de la fracción orgánica y cumplir con laNOM-083-SEMARNAT-2003.
Sin embargo, la persistencia de redes clandestinas provenientes de la Ciudad de México, la impunidad institucional y la limitada participación ciudadana, siguen siendo los principales obstáculos. Naucalpan, con su densidad urbana y presión inmobiliaria, se ha convertido en el laboratorio de la crisis ambiental del Edomex.
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