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El atraco, captado en video, se suma a otros tres similares ocurridos en los últimos meses. Vecinos reprochan la ausencia de patrullajes pese a las denuncias latentes
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
La colonia Metropolitana Tercera Sección de Nezahualcóyotl vive con miedo. Dos mujeres, convertidas en el rostro de una nueva ola delictiva, han sembrado terror entre comerciantes y familias, repitiendo atracos violentos sin que la policía municipal logre detenerlas.
El caso más reciente ocurrió en la calle Flamingos, donde las asaltantes ingresaron a un local simulando ser clientas, para después amedrentar a la empleada y obligarla a entregar el efectivo.
Las cámaras de seguridad captaron cada movimiento: las amenazas, el sometimiento y la huida. El material, difundido en redes sociales, exhibe con claridad los rostros de las responsables, lo que aumenta la frustración vecinal.

“No puede ser que con pruebas en la mano sigan libres. ¿Entonces para qué sirven las cámaras si la policía nunca actúa?”, cuestionó indignado un vecino que pidió anonimato por temor a represalias.
Comerciantes de la zona confirmaron que este es ya el cuarto robo con el mismo modus operandi en apenas tres meses. Doña Carmen, dueña de una miscelánea cercana, lo resumió así: “Los patrullajes que prometieron nunca llegaron. La policía aparece solo para levantar el reporte, pero los ladrones siguen tranquilos”.
La empleada atacada permanece con crisis nerviosa y ha confesado a sus conocidos que teme volver a trabajar. “Si regresan, ¿quién me va a cuidar? La policía no estuvo cuando más lo necesitaba”, dijo entre lágrimas.

El malestar ciudadano crece contra el gobierno municipal encabezado por Adolfo Cerqueda, señalado por vecinos como incapaz de implementar una estrategia efectiva contra la delincuencia.
Las recomendaciones oficiales se limitan a pedir a los negocios “tomar precauciones”, pero la mayoría carece de alarmas o vigilancia privada, quedando en la total indefensión.
Para los habitantes, la conclusión es amarga: en Nezahualcóyotl la justicia depende más de que un video se viralice que de la reacción de las autoridades.
Mientras tanto, comerciantes y familias viven con la incertidumbre de ser los próximos en la lista de las llamadas “clientas del terror”.
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