Visitas
El Ayuntamiento de Toluca emprendió un operativo de gran magnitud para retirar a cientos de vendedores en la calle y semifijos que se habían apoderado de banquetas y accesos en zonas críticas de la ciudad
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
Esta semana Toluca, capital del Estado de México, amaneció bajo un fuerte dispositivo de seguridad que marcó el inicio de una estrategia frontal contra el comercio informal. Más de cien elementos de la Policía Municipal, agentes de tránsito e inspectores irrumpieron en puntos estratégicos de la capital mexiquense para retirar a vendedores ambulantes y semifijos.
Las acciones se concentraron en la zona de hospitales del Seguro Viejo, así como en las inmediaciones del Mercado Juárez y la Terminal de Autobuses, áreas donde el desorden y la saturación peatonal habían generado constantes quejas.
Durante el operativo, se desmantelaron estructuras improvisadas y se retiraron mercancías que bloqueaban la vía pública.
El director general de Gobierno, Mario Medina, explicó que, tras ocho meses de intentos de negociación con líderes de comerciantes, el Ayuntamiento determinó pasar a la acción.
“El diálogo está agotado; ahora se trata de recuperar los espacios públicos para la ciudadanía”.
Añadió que varias organizaciones habían convertido las calles en un negocio, cobrando cuotas semanales a quienes colocaban sus puestos.
Medina recordó que en los últimos 15 años se han intentado al menos cinco reubicaciones fallidas de vendedores, quienes siempre regresan a ocupar la vía pública.
En esta ocasión, aseguró, la instrucción del alcalde Ricardo Moreno Bastida es mantener los operativos como una política permanente que abarcará toda la ciudad.
Para muchos habitantes, la medida representa un respiro. “Era un caos, ya no se podía ni caminar con los niños por tanta saturación y pleitos. Ojalá esta vez sea en serio y no se detenga a la mitad”, dijo Ana Rodríguez, vecina de la colonia Doctores.
En contraste, comerciantes establecidos en el Mercado Juárez, mostraron alivio. “Nos tenían acorralados; los clientes ya no venían porque afuera no cabía un alma y además había broncas a cada rato. Esto era urgente”, comentó un locatario que pidió omitir su nombre.
Te puede interesar
