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Alejandro Guadarrama Rojas, ex policía municipal de Tlalnepantla, se encadenó a las puertas del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de México, para exigir el cumplimiento de una sentencia que obliga al ayuntamiento a cubrirle un ajuste salarial
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
Una escena de protesta inusual marcó la jornada en Tlalnepantla: Alejandro Guadarrama Rojas, policía municipal retirado con más de tres décadas de servicio, decidió encadenarse a los accesos del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de México (TRIJAEM) para reclamar el derecho que según sentencia firme le corresponde desde hace casi dos décadas.
El caso se centra en un ajuste salarial que Guadarrama ganó en tribunales hace 17 años, pero que el Ayuntamiento de Tlalnepantla no ha cubierto. Pese a existir un laudo obligatorio, la Tercera Sala Regional del TRIJAEM, con sede en el municipio y a cargo de la secretaria de acuerdos María de los Ángeles Ávila Nativitas, no ha exigido al gobierno local el cumplimiento de la sentencia.

La situación se agrava por las condiciones de salud del ex policía: padece diabetes, insuficiencia renal y ha perdido la vista. Lejos de encontrar apoyo, fue despedido recientemente tras negarse a desistir de su demanda laboral, lo que deja a su familia en una situación de vulnerabilidad. “Me quieren cansar y doblegar, pero no me rendiré”, expresó Guadarrama al advertir que continuará sus acciones hasta trasladar la protesta a las oficinas centrales del tribunal en Toluca, con la esperanza de que el magistrado presidente Gerardo Becker Ania atienda personalmente su caso.
Este episodio refleja la precariedad y la falta de respeto a los derechos laborales de quienes dedicaron su vida al servicio público, en contraste con la lentitud de la justicia administrativa para resolver casos que llevan más de una década pendientes.
“Es indignante lo que pasa con mi padre. Dio toda su vida al municipio y hoy, enfermo y ciego, lo dejan sin sustento y sin justicia. ¿Así paga el ayuntamiento a quienes se jugaron la vida por la gente?”, expresó entre lágrimas su hija, quien prefirió reservar su identidad. Otro familiar añadió: “El tribunal debería actuar de inmediato. No es justo que un hombre enfermo tenga que encadenarse para que se cumpla lo que la ley ya ordenó”.
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