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La Ruta

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Por Juan R. Hernández

Este domingo Morena volvió a sus raíces. La conformación de más de cinco mil 500 Comités Seccionales en la Ciudad de México, anunciada por Vladimir Ríos, secretario Técnico del Comité Ejecutivo Estatal, no es un simple trámite partidista. Es, en realidad, un retorno al trabajo de base, a ese contacto con la comunidad que dio origen al movimiento y que, con el paso de los años, se había visto desplazado por la dinámica institucional del poder.

Los comités, según se explicó, servirán para democratizar la vida interna de Morena, recoger las necesidades vecinales, confrontar campañas de desinformación y formar políticamente a la militancia. En otras palabras, representan la apuesta por reconstruir la cercanía con la ciudadanía en tiempos en que la política parece haber perdido su anclaje territorial.

La apuesta no es menor. En paralelo, gobiernos locales como el de Tlalpan, encabezado por Gaby Osorio, buscan fortalecer el tejido social con programas como Cuidar y ser cuidado(a), que destina cinco millones de pesos para apoyar a más de cinco mil personas mayores y a sus cuidadores. Se trata de un esfuerzo que reivindica la dignidad y la experiencia de quienes sostienen la memoria comunitaria, y que al mismo tiempo impulsa la red de cuidados como un pilar social.

El contexto nacional también juega su papel. Lotería Nacional y el IMPI develaron un billete del Sorteo Mayor dedicado a la innovación mexicana, un recordatorio de que el país no sólo consume ciencia, sino que también la produce y la protege. La presidenta Claudia Sheinbaum lo sabe bien: de ahí la creación de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, concebida para articular ese potencial y ponerlo al servicio del desarrollo.

En suma, la política mexicana parece estar ante una doble ruta: por un lado, volver al trabajo comunitario de base; por otro, mirar hacia el futuro desde la innovación y la ciencia. Dos caminos que, si logran encontrarse, podrían marcar la diferencia entre un proyecto que se desgasta en la inercia del poder y otro que se revitaliza con ciudadanía y conocimiento.

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