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Por Gustavo Infante Cuevas
La noche en Arabia Saudita prometía boxeo puro… y cumplió, pero con sabor a controversia. Nick Ball defendió su título mundial pluma de la WBA al vencer por decisión unánime a Sam Goodman con tarjetas 115-113, 117-111 y 118-110, resultados que encendieron la furia de aficionados y analistas. El combate fue una guerra técnica: Goodman conectó al 47 % en golpes de poder y castigó al cuerpo 91-48, mientras Ball cerró mejor la segunda mitad y conectó 27 impactos poderosos más. En ocho asaltos la diferencia fue mínima, apenas seis golpes o menos, reflejo de un duelo parejo que pudo ir para cualquier lado.
El camino al pleito se calentó desde la conferencia de prensa: Ball habló de “dar el 100 % en cada campamento”, mientras Goodman le respondió seco: “¿Crees que estaría aquí si no viniera a ganar?”. En el pesaje hubo tensión y ambos marcaron límite pluma: Ball 126 lbs., Goodman 125.1 lbs.
Al final, Ball admitió que no fue su mejor noche, pero celebró la victoria; Goodman, inconforme, dejó claro que quiere revancha inmediata. Más allá de las tarjetas, el público presenció una batalla de estilos y coraje que dejó la división pluma encendida. ¿Robo, o simple estilo británico de cerrar fuerte? El debate apenas comienza.
