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Por Salvador Guerrero Chiprés
Corresponsabilidad. Concepto clave sobre el cual se centra la capacidad de integrarse al trabajo en equipo, indispensable en materia de seguridad.
Esta noción implica el reconocimiento de que ningún actor —gobiernos, sociedad o individuos— puede resolver por sí solo los temas de incidencia delictiva. Es una lógica de colaboración estructurada con el objetivo de articular funciones.
En la Ciudad de México, bajo el liderazgo de la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, el modelo de seguridad pública combina la fortaleza institucional del mando único policial con la inteligencia territorial de las alcaldías.
La entrega de patrullas nuevas ayer en la alcaldía Álvaro Obregón, además de incrementar la cobertura en territorio, se inserta en una idea de colaboración, donde el programa Seguridad 360 desplegado por el alcalde Javier López Casarín contribuye a la reducción de los delitos en la zona y en la capital nacional.
Los datos del C5 muestran, por ejemplo, una disminución de 50 y de 44 por ciento, respectivamente, en los reportes por robo a casa habitación y de vehículo, ambos con violencia, en el periodo de enero al 5 de agosto de este año respecto al mismo de 2024.
La estrategia en Álvaro Obregón no ocurre en el vacío. En la CDMX existe un modelo de mando único en seguridad. A diferencia de otras entidades, las acciones operativas tienen la responsabilidad directa de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, que encuentra en las policías complementarias contratadas por las alcaldías una figura fundamental para prevenir delitos, articular respuestas vecinales y activar el sistema de vigilancia.
Cuando Alexandre Dumas colocó en voz de los mosqueteros Athos, Porthos, Aramis y D’Artagnan el lema “todos para uno y uno para todos” delineó la idea central de corresponsabilidad, que aplicada ahora a la CDMX resume una red institucional que construye seguridad.