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Por Miguel García Conejo
Esta semana se concretó el primer encuentro entre los estudiantes del movimiento estudiantil en la Universidad Autónoma del Estado de México y la recién electa rectora Martha Patricia Zarza Delgado.
Éste, primer acercamiento destacó por muchos elementos, pero no por el diálogo.
En el encuentro quedó de manifiesto la separación entre las partes y que, pese al compromiso de encontrar un consenso, siguen separados por diferencias históricas que parecieran irreconciliables.
Los estudiantes con su bandera legítima de mejora en sus condiciones educativas, mantienen una postura de “Vendetta” con la actual rectoría.
No buscan ser escuchados, sino vengar e imponer a la actual administración, las ofensas del pasado.
Esta postura, sólo frena o ralentiza la posibilidad de una solución sana en el corto plazo.
Me quedo con la imagen de la rectora escuchando y recibiendo los agravios y críticas de los estudiantes, quienes, en su carácter de jóvenes, entienden el ser “revolucionarios”, sin el elemento del diálogo con respeto.
Eso los separa del verdadero anarquista que pretenden ser.
Cubren sus rostros no por temor a ser criminalizados, sino porque saben en el fondo que no son revolucionarios, y ansían con recelo ser aceptados, de nueva cuenta, por esa esfera que hoy maldicen y patean.
