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El cuerpo carbonizado de un hombre fue hallado dentro de una camioneta incendiada en campos de cultivo de la comunidad del sur Cacalomacán.
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
Entre los surcos de una milpa en Cacalomacán, el hedor a caucho quemado y carne humana alertó a los primeros testigos. Una camioneta en llamas escondía un macabro hallazgo: los restos calcinados de un hombre aún en el asiento del conductor, descubiertos por bomberos tras una explosión que obligó al repliegue de los rescatistas.
Operativo con escalofríos 01:30 hrs: Vecinos reportan incendio cerca de calles Alberto García y El Seminario, a las 02:15 hrs: Bomberos controlan llamas tras explosión del tanque de gasolina en tanto 03:00 hrs: Descubren cuerpo irreconocible en posición fetal y a las 05:30 hrs: Peritos FGJEM inician levantamiento de evidencias.
Don Jacinto, agricultor de 62 años, narra con voz quebrada: “Antes solo escuchábamos gallos cantar, ahora balazos y gritos”.
La delegación, otrora tranquila, acumula 7 hallazgos de cuerpos en lo que va del año. “¿Dónde está la policía?”, reclama una madre de familia que ya no deja salir a sus hijos después del anochecer.
Aunque la Fiscalía asegura “avances significativos”, los pobladores muestran escepticismo. “Siempre dicen lo mismo y nunca atrapan a nadie”, espeta un comerciante mientras observa el área acordonada, donde solo quedan marcas negras en la tierra y el fantasma de otro crimen sin resolver.
Mientras las autoridades recogen evidencias, Cacalomacán se pregunta cuántos cuerpos más deberán aparecer antes de que la seguridad llegue a estos campos que ahora siembran terror.
Las marcas negras en la tierra y el olor a muerte que persiste en el aire son el amargo recordatorio de que, en Cacalomacán, la cosecha de terror sigue creciendo mientras las promesas de seguridad se las lleva el viento.
“Esto ya parece tierra de nadie”, exclama doña Rosario, una comerciante de 58 años que vive a 200 metros del lugar donde hallaron la camioneta calcinada. “Anoche escuchamos la explosión y supimos que era otra víctima. Ya ni llamamos a la policía, total, nunca hacen nada”, agrega con rabia contenida.
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