Síguenos

¿Qué estás buscando?

Voces

Precios de la gasolina

350 lecturas

Por Eduardo López Betancourt

PREVALECE LA ANARQUÍA

En nuestro País, se promovió la idea de terminar con el monopolio de la venta de gasolina.

Se anunció la apertura del mercado a diversas marcas y empresas, tanto para la gasolina Magna, Premium y diésel. Antes, solo existían gasolineras con autorización de Pemex, pero con la llamada “libre competencia” se permitió el ingreso de nuevos participantes, con la promesa de mejorar precios y servicios.

Sin embargo, el resultado ha sido muy distinto: prevalece la anarquía, y hoy cada estación determina libremente el precio por litro.

Los consumidores se ven obligados a comparar entre estaciones en busca del mejor precio y atención, en un entorno marcado por la desigualdad y la falta de regulación efectiva.

Uno de los principales abusos es la venta de litros incompletos, donde se entregan 900 mililitros en lugar del litro pagado.

La PROFECO interviene de forma esporádica, señalando públicamente a quienes venden más caro o barato, pero su actuar muchas veces es insuficiente. En algunas zonas, las diferencias de precio son escandalosas, y no existe un precio de referencia o garantía que proteja al consumidor.

Otro problema inadmisible es la falta de servicios mínimos, especialmente los sanitarios. Muchas gasolineras cobran por el uso del baño, algo que resulta inaceptable.

Cualquier establecimiento comercial tiene la obligación de ofrecer a sus clientes condiciones básicas de higiene sin costo adicional. Un restaurante o una tienda lo hace; las gasolineras no deberían ser la excepción.

A esto se suma un fenómeno aún más grave: el “huachicoleo”. En varios puntos de la Nación se vende gasolina a precios sospechosamente bajos, consecuencia del robo de combustible.

Lo más alarmante es que, en algunos casos, este combustible robado ha sido utilizado por dependencias del propio gobierno, como ocurrió durante la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

Todo esto refleja que, en ciertos sectores, la inmoralidad no solo es tolerada, sino que parece estar institucionalizada, mientras las autoridades demuestran una profunda incompetencia y permisividad.

Te puede interesar

Advertisement