246 lecturas
Por Sabina Berman
Dentro del Estado rigen las leyes constitucionales. Y a partir de su margen externo, dejan de regir.
Ahí, a la sombra del Estado, en lo que podríamos llamar el Estado Profundo, los altos burócratas aprovechan sus grandes poderes para reunirse con los señores del crimen o de la empresa –y pactar negocios ilegales.
¿Qué tan ancha es la franja del Estado Profundo?
Siendo una franja clandestina solo caben los cálculos, no las mediciones. Hay expertos que creen que es tan ancho como el Estado legal; hay quienes lo suponen mucho más estrecho.
Lo cierto es que durante la segunda mitad del siglo XX los priistas lo expandieron y a partir del año 2001, cuando el presidente panista Fox demostró que no lo combatiría, fueron los burócratas panistas quienes lo aprovecharon.
García Luna, secretario de Seguridad nacional y al mismo tiempo líder de un cartel del Narco, es en sí el emblema del Estado profundo panista.
Hoy la sospecha se cierne sobre el exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López, de que ha sido la figura central de ese Estado Profundo durante los años de Morena en la presidencia.
Dos datos apuntan a ello.
Hoy nos enteramos de que durante su periodo como gobernador de Tabasco (%-%) su secretario de Seguridad dirigió el crimen organizado del estado, cosa que difícilmente Adán Augusto pudo ignorar siendo gobernador y mucho menos siendo luego secretario de Gobernación.
El otro dato que apunta al Estado Profundo es su trabajo como coordinador de la bancada de Morena en el senado (%-%).
La mayor pista en ese periodo es su manejo del asunto Yunes, del que recuerdo los trazos principales al lector, la lectora.
Adán Augusto le compró al senador Yunes, cachorro de la famosamente corrupta familia Yunes de Veracruz, su voto para completar la mayoría calificada necesaria para aprobar la Reforma Judicial que impulsó la presidenta Sheinbaum.
El entendido era que a cambio del voto, la voluminosa carpeta de ilegalidades de los Yunes se mantendría en reserva. Una impunidad temporal pactada.
Resultó sin embargo que Adán Augusto por su cuenta y sin consultarlo a nadie pactó mucho más con la familia Yunes.
Se le extendió a Yunes Junior una credencial de miembro de Morena. Se le nombró Coordinador de la Comisión de Hacienda, que debía presidir Morena. Y Adán Augusto se asoció con la familia Yunes para conquistar la burocracia del estado de Veracruz, desbancando de la misma a ¡Morena!
Asombra cuántos pasos osó caminar Adán Augusto por su cuenta tomado de la mano de la familia Yunes, adentrándose en el Estado Profundo.
La militancia de Morena protestó airadamente y Yunes debió regresar su credencial guinda. Pero hoy sigue presidiendo la Comisión de Hacienda del Senado, como si fuera un morenista. Y hoy su sociedad con Adán Augusto sigue minando de forma activa a Morena Veracruz, con la intención de capturar la gubernatura que hoy encabeza Rocío Nahle, de Morena.
Lo que ha pasado en las semanas recientes es un cambio de la marea de la fortuna de Adán Augusto.
Develada la criminalidad de su jefe de seguridad en Tabasco, Adán Augusto se ha visto sin el cobijo de su partido o de la presidenta Claudia Sheinbaum, que textualmente se ha pronunciado sobre el asunto con un par de frases fuertes:
–Yo no cobijo a nadie.
Y:
–Sería prudente que Adán Augusto dé la cara (ante las acusaciones de criminalidad).
Tal vez la presidenta se hartó de que el coordinador de los senadores de su partido negociara cada asunto yéndose al Estado Profundo y sin darle a nadie cuentas.
O tal vez es que Claudia Sheinbaum ha decidido inaugurar su segundo año de gobierno rompiendo lanzas con el Estado Profundo.
Ojalá sea lo segundo. Una cabeza del Estado que rompe con el Estado Profundo sería una primicia en nuestra historia patria.