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Por Eduardo López Betancourt
DEBE MANTENERSE VIGILANTE
El diputado Alfonso Ramírez Cuéllar, es un político con larga trayectoria, que ha sabido mantenerse en el poder adaptándose a las circunstancias. Ha militado en el PRI, luego en el PRD y actualmente en Morena.
Hace cuatro años intentó reelegirse como legislador, pero fracasó estrepitosamente. No obstante, gracias al impulso del nuevo gobierno, logró regresar a la Cámara por una circunscripción urbana, aunque continúa autodenominándose líder campesino.
Seis años atrás intervino en asuntos universitarios, llegando incluso a amenazar con introducir caballos en zonas estudiantiles, como ya lo había hecho en el seno de la Cámara de Diputados. En mi calidad de Consejero Universitario de la UNAM, rechacé tajantemente su actitud intervencionista y me opuse a su propuesta de una nueva Ley Orgánica para nuestra Máxima Casa de estudios.
Su reacción fue violenta. Utilizó a colaboradores para difamar, calumniar a diversos universitarios e involucrarse más en la INSTITUCIÓN. Este lamentable episodio evidenció el carácter infame de quien, sin recato alguno, ahora se dice cercano a la Presidenta de México.
Recientemente, ha vuelto a incursionar en la Universidad, esta vez en la Facultad de Derecho, con el pretexto de impartir conferencias. Esta intromisión no es producto del mérito académico, del cual carece por completo, sino de su audacia y oportunismo político.
La Universidad debe mantenerse vigilante y actuar con firmeza para evitar que personajes como Ramírez Cuéllar atenten contra su autonomía. La UNAM debe cambiar, sí, pero solo por decisión de su comunidad: alumnos, académicos y trabajadores. Nunca por presiones externas ni por intereses ajenos y desmedidos.
México exige orden, respeto y congruencia. Y confiamos en que la Dra. Claudia Sheinbaum, egresada de esta institución, sabrá evitar que su alma mater se convierta en botín político de personajes como Alfonso Ramírez Cuéllar.
