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Por Eduardo López Betancourt
La Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, Presidenta de nuestra Nación, enfrenta severas acusaciones por parte del abogado defensor de Ovidio Guzmán López, alias “El Ratón”. Es im-portante recordar que este sujeto, al igual que otros miembros de su familia, fue entregado a las autoridades estadounidenses.
El abogado Jeffrey Lichtman señaló que la mandataria mexicana actuaba para proteger a la organización criminal encabezada por Ismael “El Mayo” Zambada. Ante estas afirmaciones, la jefa del Estado, acompañada por el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, calificó las declaraciones del litigante como profundamente irrespetuosas, y aseguró que bajo nin-guna circunstancia protege a grupos criminales.
Durante una conferencia de prensa, Lichtman afirmó que el gobierno mexicano estaba implicado en actividades ilícitas, citando como ejemplo el caso del general Salvador Cienfuegos. Cabe recordar que el militar fue detenido en Estados Unidos bajo cargos de narcotráfico, lo que generó una fuerte controversia entre ambos países. Como consecuencia, Cien-fuegos fue devuelto a México con la promesa de que sería procesado judicialmente. Sin embargo, lejos de enfrentar la justicia, fue exonerado.
Para Lichtman, este hecho representa una prueba contundente de las presuntas actividades ilícitas del gobierno mexicano. Sin duda, en medio de este maremágnum donde la mandataria ha sido directamente señalada, subyace un problema de fondo: la ausencia de una Fiscalía General de la República verdaderamente responsable y eficaz. Efectivamente, la actual Fiscalía ha evidenciado su ineficacia, falta de objetividad y profunda irresponsabilidad.
La situación por la que atraviesa el gobierno mexicano, y las acusaciones como las de Jeffrey Lichtman, no son casualidad. Reflejan una profunda crisis institucional, donde no se combate el narcotráfico con seriedad ni transparencia, alimentando así las percepciones, dentro y fuera del País, de que México está rebasado por el crimen organizado.