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REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
Nezahualcóyotl, históricamente reconocido como el epicentro del movimiento sonidero, enfrenta hoy una fractura interna: la música que una vez unió a la comunidad ahora la divide.
En múltiples colonias, los vecinos denuncian que estos eventos se han salido de control, amparados por un gobierno municipal que, acusan, protege más a los organizadores que a los ciudadanos.
Los bailes sonideros han dejado de ser esporádicos para convertirse en un problema cotidiano. “Ya no vivimos, sobrevivimos con el escándalo encima”, afirma María del Carmen, vecina de la colonia Vicente Villada.
A pesar de los constantes reportes y protestas, las autoridades municipales han mostrado indiferencia. En lugar de operativos de control, los vecinos afirman ver patrullas cuidando los eventos.
En voz de los vecinos, la gestión del alcalde Adolfo Cerqueda Rebollo ha sido contradictoria. Mientras presume eficiencia y cercanía, la realidad en las calles es otra. “Dice que escucha, pero no oye nada. Lo que tenemos es un gobierno que baila al ritmo del dinero”, sentencia Don Toño, un adulto mayor que ha documentado el ruido durante las madrugadas.
La tradición musical de Neza no está en disputa, aseguran los inconformes. Lo que piden es respeto, regulación y voluntad política real.
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