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REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
La mañana del martes, Naucalpan despertó con una noticia que heló la sangre de sus habitantes: un hombre murió al ser tragado por el suelo dentro de un cementerio municipal mientras visitaba la tumba de un familiar.
El trágico accidente, ocurrido cuando colocaba flores, ha puesto en evidencia el estado de deterioro de muchos de estos espacios, que desde hace años presentan grietas, hundimientos y riesgo estructural sin que haya respuesta de las autoridades.
El colapso fue repentino. Según testigos, el hombre caminaba entre las lápidas cuando el terreno se abrió bajo sus pies. Su familiar, en estado de shock, llamó de inmediato a los cuerpos de emergencia.

Protección Civil acudió al sitio y realizó maniobras de rescate, pero la víctima ya no tenía signos vitales. El cuerpo fue recuperado sin vida y el área acordonada por peritos para realizar las investigaciones correspondientes.
Vecinos y deudos que acudían al panteón no tardaron en señalar lo que consideran una negligencia prolongada.
“Es una vergüenza, ni a los muertos dejan descansar”, expresó doña Carmen, habitante del lugar. Como ella, varios vecinos aseguran que han denunciado en múltiples ocasiones el deterioro del cementerio, pero sus llamados no han sido escuchados.
El accidente ha vuelto a poner sobre la mesa el abandono de la infraestructura pública en Naucalpan, particularmente en los cementerios, donde los hundimientos, filtraciones de agua y construcciones mal supervisadas son moneda corriente.
“Esto no fue una desgracia natural, fue la consecuencia de años de olvido”, dijo un residente.
Mientras las autoridades municipales prometen realizar inspecciones en otros camposantos, la ciudadanía exige que se finquen responsabilidades.
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