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La movilidad social se refiere a cómo una persona mejora o empeora su situación económica respecto a sus padres
POR DIEGO RAYA
GRUPO CANTÓN
Ciudad de México.- En México, salir de la pobreza resulta un desafío casi imposible para millones de personas. Según datos del INEGI, 73 de cada 100 mexicanos que nacen en hogares con tendencia a la pobreza, permanecen en dicha condición durante toda su vida. Por lo tanto, la movilidad social es muy difícil.
La movilidad social se refiere a la capacidad que tienen las personas de mejorar o empeorar su posición social y económica con respecto a la de sus padres, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Por ejemplo, en un país con alta movilidad social, esfuerzo individual, acceso a educación y empleo permiten que alguien avance a un nivel de vida superior al de su familia de origen. Sin embargo, cuando la movilidad es baja, el destino económico de las personas está marcado desde el nacimiento, sin importar el talento o el trabajo que se realice.
Es así que este fenómeno, implica que las oportunidades para mejorar el nivel de vida están básicamente determinadas desde el inicio, incluso afectando puntualmente por regiones. En el sur del país, el 64% de quienes nacen en el estrato más bajo no logran superarlo, a diferencia del norte, donde solo ocurre esto con el 37% de mexicanos. Lo anterior significa que nacer pobre en Oaxaca o Chiapas representa casi el doble de riesgo de seguir siéndolo que hacerlo en Sonora o Nuevo León.
La desigualdad tiene múltiples factores, uno de ellos es la educación, así como la inequidad en las oportunidades que existen; hasta la discriminación racial puede influir, ya que la población indígena y las personas con piel más oscura enfrentan mayores obstáculos para salir de la pobreza. Esto se traduce en menores ingresos y mínimas probabilidades de salir de la marginación.
Según información del Banco Mundial y la OCDE, México se encuentra entre los países con mayor desigualdad en el mundo, al lado de Brasil y Sudáfrica. El coeficiente de Gini —que mide la concentración del ingreso—, ronda el 0.45, lo que lo coloca en los primeros sitios globales de inequidad, lo cual refuerza la imposibilidad de una movilidad social alta en el país.
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