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Mientras el gobierno de Flores insiste en su narrativa de transformación y mejoras, las voces comunales dibujan un panorama distinto: un municipio en claro declive
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
A medio año de iniciado el segundo mandato del alcalde Fernando Flores Fernández, el malestar entre habitantes de diversas colonias del municipio va en aumento.
Lejos de reconocer avances, vecinos aseguran que el gobierno municipal ha caído en la simulación, con un discurso de eficiencia que contrasta con una realidad marcada por la inseguridad, el abandono de espacios públicos y la falta de respuesta a las denuncias ciudadanas.
En zonas como San Jerónimo Chicahualco, los robos ya son cotidianos. Vecinos identifican a una pareja que merodea la zona y que, según testimonios, consume drogas y comete atracos con impunidad.
“Los vemos todos los días. Sabemos quiénes son, pero las patrullas nunca aparecen. La policía está de adorno”, reclamó Laura Méndez, quien vive sobre la calle 27 de septiembre.
La sensación de abandono no es exclusiva. En Izcalli Cuauhtémoc, cámaras vecinales captaron a un sujeto circulando tranquilamente con una bicicleta robada, sin que haya habido respuesta por parte de las autoridades.
“¿Dónde están los operativos que presume el alcalde? Solo vemos fotos en redes, pero en la calle no hay vigilancia”, criticó Roberto García.
El deterioro urbano también es motivo de indignación. En calles como Ezequiel Capistrán e Ignacio Manuel Altamirano, una camioneta abandonada se ha convertido en punto de basura y foco de infección.
“Hace meses pedimos que la retiraran, pero sigue ahí, acumulando ratas y malos olores. El gobierno dice que escucha, pero no actúa”, señaló Carmen Ortega.
La indignación crece aún más al llegar a la estación del Tren Interurbano, donde la basura se acumula a escasos metros de la terminal. Para quienes transitan por avenida Tecnológico, el contraste entre el discurso oficial y la realidad cotidiana es evidente.
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